EL MARAVILLOSO MUNDO DE PHILIP HAMMOND

15.05.2012 15:56

En realidad no actuó solo. Si bien el hombre es sin dudas un genio, un prodigio, contó con la ayuda de su predecesor. Armados de sendas tijeras y todo su entusiasmo se dedicaron a la tarea de ser los ministros de Defensa de una nación que supo tener una de las marinas de guerra más poderosas del mundo. Ocupar un cargo así debería ser casi aburrido. Pero como todas las mentes brillantes, Philip Hammond y su amigo Fox no pudieron vivir en la penumbra intelectual y se decidieron a brillar.

 

Como Fox brilló demasiado, lo descubrieron haciendo favores a un amigo entre gallos y medianoche y lo mandaron a tomarse unas merecidas vacaciones. Su sucesor no se amedrentó. Con su incomparable clarividencia supo con meses de antelación cuál sería el próximo capricho de su reina: "La primera prioridad de mis ministros será reducir el déficit y restablecer la estabilidad económica", indicaría ella el 9 de mayo pasado, en momentos en que Gran Bretaña, sometida a un drástico plan de ajuste, acaba de entrar oficialmente en recesión.

 

Deseoso de agradar a la soberana, Philip tomó las tijeras y empezó a recortar. En realidad la parte más divertida del trabajo ya lo había hecho su amigo. Cuando decimos recortar, lo decimos literalmente: en un impulso incontenible se ordenó desguazar las cuatro fragatas tipo 22 de la Marina Real. Pero eso era poco, especialmente porque las rodajas de los Nimrod habían desaparecido rápidamente. Un buque de asalto había sido suspendido del servicio activo, el portaaviones Ark Royal había sido retirado del servicio y la flota de aviones Harrier había sido vendida. Era urgente hacer algo por agradarle a la soberana.

 

“Regimientos enteros de infantería y caballería serán disueltos” bramó con pueril entusiasmo. Y así la historia de Gran Bretaña también será recortada: al parecer desaparecerán algunos regimientos con siglos de gloria ganada en los campos de batalla de toda Europa y todo el Imperio. Los escolares británicos están de parabienes. Algunas de las batallas serán recortadas de los libros de Historia. ¡Carpe diem! (esa es la otra versión pagana del aquí y ahora) - rugió Hammond y ordenó empezar a arrancar páginas, capítulos enteros.

 

Tal fue el entusiasmo con que se dio a la tarea que ya no queda terreno por carpir. “Las cuentas están equilibradas” anunció ayer. Ahora sobra dinero. La defensa británica hasta tiene 8.000 millones de libras para simples eventualidades. ¿Por qué no se destinó ese dinero para comprar una EMALS e instalarla en al menos un portaaviones? Bueno, en realidad nadie está seguro de que esos 8 mil millones existan. No se mostrarán las cifras hasta que las mismas sean auditadas. Además eso podría comprometer la seguridad británica.

 

Pero por las dudas Hammond ya encontró una nueva fuente de gastos, al menos los rumores en ese sentido son muy fuertes. “Habrá que hacer gastos que no se verán en desfiles militares, que ni siquiera necesariamente serán destinados a cosas físicas, tal vez sólo a software”. Gran Bretaña se prepara para inventar la forma de neutralizar la bomba de pulso electromagnético (¿?).

 

Entre tanto, ayer algún medio británico se dedicó a mostrar en primera plana las fotos de la feliz flamante esposa del príncipe Guillermo corriendo detrás de su perro favorito, mientras su marido se preparaba para jugar un partido de polo... ¡Ah, qué mundo maravilloso!