EL MINISTERIO DE DEFENSA BRITÁNICO DEBE RECORTAR GASTOS POR 5.800 MILLONES DE LIBRAS

28.01.2017 11:08
El Ministerio de Defensa británico (MoD) deberá recortar gastos por 5.800 millones de libras, algo así como 7.278,42 millones de dólares en los próximos años. Con la devaluación de la libra tras el voto a favor del Brexit y un nivel de gastos estrafalarios, el MoD está a punto de quedar con sus cuentas en rojo.
 
La compra de los Poseidon P-8, la terminación de la construcción de los dos portaaviones Clase Queen Elizabeth, el dinero que ya fue girado a las empresas que construirán la nueva generación de submarinos SSBN, la adquisición programada de los F-35, la construcción de patrulleros oceánicos que no necesita, las reparaciones que deberán hacerse a los problemáticos destructores Type 45, la construcción de las fragatas Type 26, la fabricación de blindados Ajax y una larga lista de etcéteras amenazan con dejar un rojo de casi 6.000 millones de libras en las arcas del MoD en los próximos diez años.
 
Lo decíamos ayer, el gasto militar británico se hace pensando más en la rentabilidad de las empresas de defensa del Reino Unido que en las necesidades y capacidades defensivas de Gran Bretaña. Daremos un ejemplo muy concreto: se están construyendo cinco patrulleros oceánicos con una capacidad de escoltar a los portaaviones Clase Queen Elizabeth cercana a cero. Entre tanto los Type 45 tienen gravísimos problemas de propulsión y las fragatas Type 26 comenzarían a construirse en algún momento de este año, sin fecha definida. Mientras tanto se destinan grandes sumas de dinero al mantenimiento de las fragatas Type 23, para extender su vida útil hasta que las Type 26 existan y pueda escoltar a los portaaviones. Portaaviones que inicialmente casi no contarán con aviones británicos. 
 
Si todo lo expuesto parece absurdo es porque al menos desde el punto de vista de la defensa lo es. A los británicos les gusta alardear del porcentaje de su producto bruto interno que destinan a la defensa. La cuestión no es sólo cuánto se destina sino cómo se gaste ese dinero. En el caso de los británicos la respuesta es evidente: pésimamente.