LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOCUARTA PARTE: LA INVASIÓN ALEMANA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA (continuación)

13.06.2013 15:44

 

Que los soviéticos no estuvieran preparados para el ataque no significaba que no se estuvieran preparando para la guerra. Sabían que el nazismo y el comunismo eran sistemas que no podrían convivir pacíficamente por siempre. Por eso ambos países habían firmado el acuerdo del 23 de agosto de 1939. Ambos necesitaban ganar tiempo.

 

Hoy sabemos, por testimonios de testigos de esa época, que los militares alemanes no recibieron la orden de atacar la Unión Soviética con entusiasmo. El terreno presentaba una gran dificultad para la guerra relámpago y para cualquier tipo de guerra rápida en general. En primavera grandes extensiones del terreno soviético se convertían en pantanos y a principios del verano - momento que había sido elegido por el ataque - muchas zonas se secaban solo en la superficie. Una costra de tierra seca solía esconder un lodazal en el que los tanques entraban sin poder salir. Los mapas rusos no indicaban esas zonas con precisión y los alemanes contaban con mapas rusos. El hecho de que unidades de reconocimiento tengan que ir buscando zonas transitables no beneficia la rápida movilidad de las fuerzas atacantes. Lo que en Europa occidental figuraba en cualquier mapa, en la Unión Soviética podía no figurar en ninguno.

 

El terreno no fue el único mal cálculo que hizo Hitler. Los militares alemanes contabilizaban los medios disponibles para el combate mediante lo que denominaban “días de combate”. Un “día de combate” contabilizaba todos los medios necesarios para combatir durante 24 horas en determinada campaña. Eso incluía desde municiones hasta soldados. Cuando Francia y Gran Bretaña fueron neutralizadas, Hitler fue informado que por la velocidad y contundencia de las acciones, se había ahorrado muchos “días de combate”. Los medios para atacar a los soviéticos eran, según los cálculos del líder nazi, más que suficientes para el ataque. Al parecer Hitler esperaba que las acciones terminaran antes de que empezara el invierno ruso. De hecho, la escasez que había de equipos adecuados para el invierno es un indicio en el mismo sentido.

 

Hitler cometió otros errores. Consideraba a los eslavos como una raza inferior. En muchos lugares los alemanes eran recibidos como liberadores, como quienes venían a liberar a sus habitantes de la opresión rusa y comunista. Ucrania fue un claro ejemplo de ello. Sin embargo el racismo anti eslavo dio lugar al trato brutal de los habitantes de esos lugares. En vez de sumar a la población de esos lugares a los planes alemanes, el trato recibido terminó poniendo a sus habitantes del lado de Stalin. Hubo excepciones.   

 

Hitler también subestimó la capacidad rusa de generar nuevas reservas. Cuando los soviéticos pasaron a la contraofensiva el flujo de reservas parecía interminable. El sacrificio de un número aterrador de vidas humanas no era algo que frenara a los dictadores de ambos bandos a la hora de iniciar una guerra a muerte por territorio, poder político, recursos naturales y ambiciones personales. Toda vida humana es sagrada, pero el infierno que se abrió cuando se inició la guerra en el frente oriental se devoraría millones de vidas, en especial de víctimas civiles.