LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOCUARTA PARTE: LA INVASIÓN ALEMANA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA (continuación VI)

22.06.2013 18:10

 

Ya dijimos que los soviéticos no estaban preparados para el ataque pero que sí se estaban preparando para la guerra. Sabían que el nazismo y el comunismo eran sistemas que no podrían convivir pacíficamente por siempre. De hecho Stalin iba aún más lejos: afirmaba que la guerra mundial entre las potencias imperialistas ya consolidadas y las que estaban emergiendo como tales era inevitable. También afirmaba que eso llevaría a un solo frente mundial contra el imperialismo, es decir, que la guerra permitiría la concreción de la revolución comunista a nivel mundial. Hasta cierto punto así fue.

 

Según Stalin, la URSS debía aprovechar la guerra para dirigir al proletariado de todo el mundo. Por ende debía armarse para la misma. Lo estaba haciendo velozmente cuando lo alemanes atacaron en el Frente Oriental. Desde ya, Stalin no tenía motivaciones meramente ideológicas sino también - y sobre todo - ambiciones personales.

 

El dictador soviético no descartaba que las potencias colonialistas ya consolidadas intentaran orientar el expansionismo de las potencias colonialistas emergentes, para que las últimas destruyeran y trozaran a la Unión Soviética. Lo que se le pasó por alto  (o parece habérsele pasado por alto) es que - si hubo intereses nacionales y/o supranacionales ejerciendo algún tipo de influencia sobre las potencias colonialistas nacientes - él y su dominio también podían ser manipulados y aprovechados por los mismos.

 

Contrariamente a lo que se suele creer, las fuerzas soviéticas eran numerosas y poderosas en material. Su máxima debilidad era la falta de oficiales capaces, ya que muchos habían sido asesinados o enviados a campos de trabajos forzados durante las purgas ordenadas por Stalin.

 

En el denominado Frente Oriental los soviéticos desplegaron fuerzas muy numerosas y bien armadas. Lo hicieron en dos grandes franjas. La primera se extendía a lo largo de la frontera establecida en 1940. El segundo escalón soviético o “Frente de Reserva” se había establecido bastante más hacia el este. De hecho, ambos frentes soviéticos, tanto el de la frontera como el de reserva, tenían como objetivo primario atacar a los alemanes, no defenderse de ellos. Ese rol cambiaría recién (y la posibilidad estaba contemplada de antemano) con el sorpresivo ataque alemán y solo para el frente de frontera. El de reserva contraatacaría a los invasores, o al menos lo intentaría.

 

En total ambos escalones totalizaban unos 2.700.000 efectivos. Una cantidad similar o levemente superior de efectivos estaba ubicada en otras regiones de la Unión Soviética, en prevención de ataques japoneses o británicos. Respecto a los británicos la situación cambiaría muy pronto, poniendo en evidencia la falta de coherencia de Winston Churchill.