LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOSÉPTIMA PARTE: LOS BOMBARDEOS “ESTRATÉGICOS” SOBRE ALEMANIA (continuación II)

14.08.2013 16:13

 

Los bombardeos británicos sobre Alemania comenzaron con la guerra misma. Desde el primer momento la Royal Air Force (RAF o Real Fuerza Aérea británica) comenzó a atacar buques de guerra alemanes a lo largo de las costas septentrionales de Alemania. En ese momento, para los británicos los bombardeos era prácticamente la única forma de atacar a su enemigo. Con la expansión de la guerra por el continente europeo los bombardeos por parte de los aliados recrudecieron. Fueron atacados tanto ejércitos como instalaciones militares. A los mismos había que sumarles las ciudades y la población civil.

 

A partir de 1940 la intensidad de los bombardeos británicos sobre territorio alemán aumentó y los ataques desde el aire se hicieron menos restrictivos, siendo, cada vez más, dirigidos a zonas industriales y a la población civil. A partir de 1941 la RAF comenzó a recibir nuevos bombarderos, más potentes. Los mismos cuadruplicaban la cantidad de bombas que podían cargar, con respecto a sus antecesores.

 

Una de las cuestiones tácticas que incidió en el “error” estratégico británicos de bombardear zonas eminentemente civiles fue la incapacidad de sus aviones y tripulaciones de hacer blanco sobre los objetivos asignados. En lugar de buscar la solución en un mejor entrenamiento y mejores medios de puntería, se la buscó en el bombardeo indiscriminado. Es por eso que pusimos la palabra “error” entre comillas.

 

Cuando en 1942 los estadounidenses se sumaron a los bombardeos británicos, prefirieron y lograron concentrarse en objetivos militares, o al menos fueron más respetuosos de la población civil. No se mostraron tan escrupulosos a la hora de atacar a Japón. La mayor precisión de los estadounidenses se debió, al menos en parte, a nuevos sistemas de miras de bombardeo. También se debió a su disposición a atacar de día.

 

Mientras los estadounidenses atacaban objetivos más claramente militares, los británicos prosiguieron atacando indiscriminadamente de noche. Como ya lo expresamos, los bombardeos no definieron la guerra en Europa. De hecho aún en Japón fueron menos definitorios de lo que se cree generalmente. Hay quienes afirman que no fueron los bombarderos quienes ganaron la guerra, sino que fue la bomba, haciendo alusión a las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. No fue así.

 

Hay historiadores que sostienen, no sin fundamentos, el hecho de que Japón ya se había mostrado dispuesto a rendirse y que el lanzamiento de las bombas atómicas fue un mensaje para los soviéticos, muchísimo más que para los japoneses. Con la caída de la primera bomba atómica sobre Hiroshima buena parte de la estrategia militar volvió a la edad de piedra. Lamentablemente demasiado a menudo sigue allí, disuadiendo mediante el terror al holocausto nuclear. Siempre es bueno agotar todos los medios razonables para evitar las guerras. Son pocas las que merecen el nombre de justas. La amenaza nuclear, sin embargo, no merece el nombre de instrumento disuasivo. Es, sin lugar a dudas, un elemento de terror.