LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOSÉPTIMA PARTE: LOS BOMBARDEOS “ESTRATÉGICOS” SOBRE ALEMANIA

12.08.2013 16:30

 

En la introducción al presente trabajo hemos afirmado que por su falta de escrúpulos, algunos personajes destacados del bando aliado no habían quedado muy por detrás de Stalin o Hitler. Así el Mariscal de la Royal Air Force Arthur Travers Harris - conocido también como “Bombardero” Harris y como “Carnicero” Harris - Comandante Supremo del Mando de Bombardeo de la RAF, prometió a Churchill poner de rodillas a Alemania mediante la realización de bombardeos en alfombra de ciudades alemanas.

 

Los británicos no bombardearían solo los sectores industriales de las urbes alemanas. También atacarían desde el aire los barrios civiles de las mismas. Lo harían con el propósito deliberado de quebrar la moral de la población de Alemania. La decisión de Harris causó terribles sufrimientos a la población civil alemana y sacrificó muchísimas tripulaciones británicas a cambio de muy poco.

 

No es la finalidad del presente trabajo dilucidar qué motivó a Harris a tomar las decisiones que tomó. Sí queremos afirmar que, desde el punto de vista estratégico, su política del bombardeo indiscriminado de ciudades alemanas fue pésima. Destinó una cantidad exorbitante de recursos para bombardear urbes alemanas, habitadas principalmente por ancianos, lisiados, mujeres y niños. Su “estrategia”, que fue apoyada por Churchill, sacrificó numerosísimas tripulaciones y aviones propios, a cambio de un resultado modestísimo.  

 

Las ideas de Harris ni siquiera fueron originales. Después de la Gran Guerra comenzaron a surgir el interés y la inquietud por el impacto que podría tener la aviación militar en las guerras futuras. El general italiano Giulio Douhet habría sido el primero en exponer el enorme potencial destructivo que podía adquirir la aviación. Douhet afirmaba que con el tiempo la aviación sería capaz de llevar la destrucción hasta lo más profundo de la retaguardia enemiga. Sostenía que eso afectaría la moral y la capacidad de resistencia de la población civil, lo que llevaría al enemigo a pedir la paz. Los últimos conceptos de Douhet se mostraron erróneos, o al menos una verdad a medias.