LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOSEXTA PARTE: LA CONTRAOFENSIVA ALIADA EN EL PACÍFICO (continuación VII)

02.08.2013 16:23

 

Después de la Batalla de Midway, los japoneses hicieron algunos intentos más para establecer un perímetro defensivo alrededor de los territorios que habían conquistado. Ya habíamos dicho que los nipones ocuparon la Isla Tulagi con el fin de establecer allí una base de hidroaviones para el reconocimiento del Mar del Coral. A fines de junio, a menos de un mes de la Batalla de Midway, una fuerza japonesa desembarcó en la isla de Guadalcanal, al sur de Tulagi, con el propósito de construir en ella un campo de aviación. El mismo debería servir para atacar Port Moresby desde distintas direcciones.

 

Por su parte, el 7 de agosto de 1942, fuerzas aliadas desembarcos en las islas de Guadalcanal, Tulagi y Florida (inmediatamente al este de Tulagi), en el sur de archipiélago de las Salomón. El objetivo era impedir que las mismas fueran utilizadas como bases desde las que se pudiera atacar Port Moresby y amenazar las rutas de suministro entre los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Los aliados también querían utilizar Guadalcanal y Tulagi como bases para apoyar una campaña que les permitiera neutralizar la gran base japonesa de Rabaul, en Nueva Bretaña.

 

En torno a Guadalcanal se desarrolló una serie de batallas navales, en las que ambos bandos perdieron unos 25 buques de guerra. Una de las principales batallas navales fue la de Savo, donde los aliados perdieron cuatro cruceros. En la batalla de las Islas Salomón orientales, los japoneses perdieron el portaaviones Ryujo, pero a su vez el estadounidense Enterprise resultó gravemente averiado. El día 31 de agosto otro portaaviones estadounidense sufrió graves daños al ser torpedeado por el submarino japonés I-26. El 15 de septiembre el portaaviones USS Wasp fue hundido por el submarino I-19. Ese mismo día el I-15 averió seriamente al acorazado USS North Carolina, que quedó fuera de servicio hasta principios del mes de diciembre de ese año.

 

Estas tres presas y otras que se cobraron los submarinos nipones, nos hacen plantearnos por qué los japoneses no le dieron a sus sumergibles un uso más estratégico. Usualmente se les asignaba la misión - meramente táctica - de acompañar a otras unidades de la flota. Si bien la extensión del Pacífico duplica a la del Atlántico y no hubiera sido sencillo aplicar una estrategia exactamente igual a la aplicada por Karl Dönitz, la ruta que tomaron los aliados en su contraofensiva en el Pacífico era predecible.

 

De haber tenido menos acorazados y más submarinos y de haber dado a los últimos un uso más estratégico, los japoneses hubieran podido causar serias dificultades a los aliados. Yamamoto había comprendido la importancia que adquirirían los portaaviones en detrimento de los acorazados. Faltó que algún marino de alto rango nipón hubiera comprendido que los portaaviones y otras naves no acorazadas, serían muy vulnerables a los ataques de los submarinos.