LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOTERCERA PARTE: LA INVASIÓN ALEMANA DE YUGOSLAVIA Y GRECIA (continuación)

31.05.2013 17:31

 

Había otro gran punto de desacuerdo entre los griegos y los británicos. Los últimos pretendían que las tropas helenas y británicas se desplegaran a lo largo del río Aliakmon. Eso implicaba abandonar todo el noreste del país (Tracia y la Macedonia griega, incluida su capital - Tesalónica). También implicaba desaprovechar una sólida línea de fortificaciones, la línea Metaxas, construida para defender Tesalónica y su zona de influencia. La propuesta británica ofuscó al jefe del gobierno griego, el general Ioannis Metaxas o Metaxás, quien aseveró que si los británicos no mandaban 9 divisiones, sería mejor que no enviaran ningún soldado. Sería provocar a los alemanes a cambo de casi nada. Realmente hasta hoy en día resulta difícil comprender la actitud de Wavell, quien jugaba de esa forma con lo que en ese momento constituía el único enclave estratégico de los ingleses en la Europa continental.

 

El 24 de enero de 1941 el general Metaxas murió y su sucesor en el gobierno manifestó su disposición a aceptar la casi simbólica ayuda militar británica. Churchill, por su parte, envió a El Cairo a su Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Anthony Eden, acompañado por el Jefe del Estado Mayor británico para ordenar a Wavell y al almirante Cunningham que ayudaran a Grecia. Los británicos realizaron una nueva oferta de ayuda de 100.000 efectivos. Grecia accedió, aunque quedó en el aire el asunto de Tracia y Macedonia.

 

Después de eso, Eden se dirigió a Turquía, tratando de persuadir al gobierno turco de sumarse a la guerra. Chocó con la firme negativa del gobierno de Ankara.

 

Los alemanes, por su parte, continuaban concretando su estrategia diplomática, presionando al Príncipe Regente Pablo para que Yugoslavia se sumara al Pacto Tripartito o Pacto del Eje. En parte, esa presión se debía a una cuestión de movilidad estratégica. Los planificadores militares germanos notaron que no había líneas férreas que comunicaran a Grecia con Bulgaria. Era necesario contar con la línea ferroviaria Belgrado-Tesalónica. Las fuerzas del Eje necesitaban atravesar el territorio Yugoslavo.