LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - OCTAVA PARTE: INVASIÓN ALEMANA DE FRANCIA, BÉLGICA, HOLANDA Y LUXEMBURGO

04.05.2013 11:26

 

Una vez declarada la guerra a Alemania, franceses y británicos - tal como lo habían previsto los alemanes - no tenían una idea clara de cómo actuar, por no decir que no tenían ninguna idea de qué hacer. Francia persistía en su concepto de la Primera Guerra Mundial, de defenderse del ataque para desgastar al enemigo. Los británicos, que habían enviado una fuerza expedicionaria al país galo, debieron subordinarse a los franceses, que los superaban ampliamente en número. Francia, con un planteo netamente defensivo, confiaba en la Línea Maginot, pretendiendo acabar con Alemania mediante el bloqueo naval y la guerra de trincheras. La visión francesa de la guerra era anticuada, ajena a la realidad. La guerra había cambiado, pero sólo Charles De Gaulle tenía conciencia de los cambios que se habían producido.

 

Los tanques galos, superiores a los alemanas en blindaje y poder de fuego no serían aprovechados porque se los usaría como mera escolta de la infantería en lugar de emplearlos como elemento de ruptura y para movimientos envolventes. Bélgica sería nuevamente el país de paso de los alemanes para invadir Francia como había ocurrido en la Gran Guerra (IGM). Holanda también sería conquistada. Del lado franco-británico, sumando también a los efectivos holandeses, belgas y de Luxemburgo, más tropas canadienses, polacas y checas, el número de hombres alcanzaba casi 3.500.000 efectivos. Contaban con casi 3.400 tanques, unos 14.000 cañones y 3.000 aeronaves. Del lado alemán había agresividad, flexibilidad, adaptabilidad, cierta autonomía en la toma de decisiones por parte de los oficiales y sistemas de comunicaciones modernos. También había una gran coordinación entre las fuerzas terrestres y la fuerza aérea o Luftwaffe. Los alemanes, en definitiva, opondrían al pensamiento defensivo un concepto radicalmente opuesto: el de la guerra relámpago o  Blitzkrieg.