LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - VIGESIMOSEGUNDA PARTE: LA BATALLA DE MOSCÚ

18.11.2019 11:59
 
Para ser comprendida, la batalla de Moscú debe ser analizada en el contexto de la invasión de la Unión Soviética, es decir la Operación Barbarroja. El objetivo alemán para la URSS era rodear y destruir al Ejército Rojo lo más cerca posible a las fronteras.  Las acciones de destrucción debían durar unas 10 semanas. Si bien inicialmente las maniobras de cerco y destrucción fueron exitosas, no funcionaron tan bien como en la etapas previas de la guerra (Frente Occidental y Polonia) porque muchos soviéticos seguían peleando encarnizadamente aún rodeados, con el consiguiente desgaste para los alemanes. Aún así, los prisioneros eran tomados de a decenas de miles o centenares de miles. Con mucha anterioridad a la guerra los soviéticos asumieron que las guerras modernas serían guerras de desgaste por lo que debían ser capaces de reponer la totalidad de sus fuerzas en 8 a 10 semanas. Cuando los alemanes cruzaron la frontera, las fuerzas eran relativamente parejas en número de efectivos pero los comunistas tenían 14,5 millones de reservistas con algún grado de entrenamiento militar. Eso les permitiría la rápida reposición de fuerzas.
 
La densidad de caminos y vías férreas era inferior en Ucrania y Rusia que en Europa Occidental, de hecho muy inferior. Los alemanes perdieron un poco la noción de esa diferencia. Con caminos malos, escasos y las grandes distancias los vehículos se deterioran mucho, acrecentando las dificultades logísticas. 
 
Los alemanes asumieron que los soviéticos no pelearían por Stalin. De hecho seguramente no lo hicieron por él pero sí por su patria, por sus tierras y hogares. La inteligencia soviética sabía del ataque pero sorprendentemente Stalin prefirió meter la cabeza en el hoyo para no verlo, no estaba listo para pelear y simplemente ignoró las advertencias, dando órdenes de no provocar a los alemanes. Esa fue una de las razones por las que la reacción soviética fue extremadamente lenta.
 
Cabe destacar también que la industrialización soviética recién había comenzado y los productos militares dejaban bastante que desear. Por lo dicho tampoco tenían - inicialmente - muchos técnicos capaces de reparar vehículos y tenían cierto rechazo a producir repuestos, preferían todo nuevo. Además los soviéticos previeron que en caso de guerra tomarían medios de transporte de los civiles. Como se ignoró las alertas, para cuando empezó la guerra ya era tarde.
 
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