SE AGRAVAN LOS PROBLEMAS EN TORNO A LOS SUBMARINOS DE ATAQUE BRITÁNICOS

17.07.2012 15:51

 

A pocos días del inicio de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 surgieron varias complicaciones en lo que respecta a la seguridad de los mismos. A causa de las mismas, las fuerzas armadas británicas deberán acrecentar considerablemente el número de efectivos que afectarán al operativo de seguridad en torno a los juegos. Es así que ante la necesidad de resolver urgencias, algunas noticias respecto a dificultades que enfrenta la Royal Navy, pasan desapercibidas.

 

El sábado pasado tuvo lugar la ceremonia oficial mediante la cual se dio de baja del servicio al submarino de ataque HMS Turbulent. Este submarino es el segundo de la clase Trafalgar en ser dado de baja.

 

El Turbulent debería haber sido retirado en diciembre del año pasado. El anuncio ya se había hecho hasta en la propia página oficial de la Royal Navy, pero su permanencia en actividad fue prorrogada por seis meses “por razones operativas”.

 

Ayer informamos del regreso a Gran Bretaña del HMS Talent. Según información oficial de la Royal Navy, el mencionado submarino comenzará un Long Assisted Maintenance Period (período largo de mantenimiento asistido o  LAMP, por sus siglas en inglés). El LAMP insume - hasta dónde sabemos - unas veinte semanas.

 

No tuvimos ninguna noticia de que se hayan resuelto los problemas que mantienen al HMS Ambush, el segundo de los navíos clase Astute, demorado en lo que respecta al inicio de sus pruebas de mar. Debió iniciarlas a principios de este año. Pero problemas de seguridad en el sitio dónde deberían efectuarse algunas pruebas sobre su reactor, hicieron que la Oficina de Regulación Nuclear (ONR - Office for Nuclear Regulations) prohibiera los ensayos.

 

En un contexto internacional en el que Gran Bretaña enfrenta una escalada de acciones diplomáticas por las Islas Malvinas y en el que el propio jefe del MI6 - en una llamativa ruptura de su silencio habitualmente hermético - advirtió sobre posibles acciones militares contra Irán, el Servicio Silencioso (la fuerza de submarinos) británico, parece tener demasiados problemas y muy pocas unidades disponibles.