¿CUÁNTO MÁS RESISTIRÁ EL PRESUPUESTO DE DEFENSA BRITÁNICO ANTES DE DESCONTROLARSE Y PONER EN RIESGO LA DEFENSA Y/O LA ECONOMÍA BRITÁNICAS?

02.11.2018 12:41
 
Según la National Audit Office (NAO - Oficina Nacional de Auditoría) británica, el déficit del presupuesto de defensa británico se encuentra en algún lugar entre los 4.000 y los 20.000 millones de libras. Hace días dábamos cuenta del anuncio por parte del Ministro de Hacienda británico de una partida adicional de 1.000 millones de libras. Doscientas millones de libras serán giradas en el período fiscal 2018/2019 y los restantes 800 millones en el período 2019/2020. Algo más de la mitad de ese dinero irá a cubrir costos adicionales del programa de submarinos SSBN Dreadnought. Todo parece indicar que la partida adicional saldrá del fondo de contingencia previsto para los gastos adicionales que pudieran surgir durante la construcción de los mencionados SSBN. Como bien sabemos los costos de ese tipo de programas británicos siempre se dispararon mucho en los últimos años, claro ejemplo de ello son los submarinos Clase Astute. Por ende los fondos adicionales girados a la Defensa del Reino Unido difícilmente puedan ser considerados genuinos, del fondo de contingencia de los Dreadnought está saliendo dinero para la ciberdefensa y para medios antisubmarinos. Cuando el programa Dreadnought necesite fondos adicionales - y muy probablemente los necesite - parte de esos fondos habrán sido desviados a otras áreas. Habrá que sacar dinero de la galera. El rojo fiscal del sector militar británico podría dispararse y mucho.
 
Los Dreadnought no son el único problemas. Queda pendiente la resolución de los problemas de propulsión de la clase Astute. Londres deberá adquirir más aviones F-35, deberá pagar por la integración de este sistema de armas a la flota (se deberá gastar dinero para que los buques de la flota pueda recibir información desde los F-35 o toda la complejidad de sensores de este sistema de armas tendrá un valor muy relativo) y deberá costear las necesarias mejoras que deban recibir estas aeronaves que están muy lejos de haber alcanzado su madurez operativa. Se están adquiriendo los aviones P-8 Poseidon; se están construyendo las fragatas Tipo 26; la construcción de las fragatas Tipo 31 ni siquiera figuraba en el presupuesto analizado por la NAO al estimarse el rojo defensivo; hay en marcha programas de construcción de blindados; de modernización de misiles y el déficit de personal alcanza niveles alarmantes. Si se decide seguir adelante con el desarrollo del caza de sexta generación, el Tempest, los costos serán siderales (consideramos que las probabilidades de éxito del proyecto son bajísimas). El listado anterior dista mucho de ser exhaustivo.
 
No sirve gastar un porcentaje alto del producto bruto interno para la defensa, hay que hacerlo con inteligencia. Las inversiones y los gastos deben ser equilibrados. La imperiosa necesidad que tienen los británicos de reducir su déficit del sector Defensa no se refleja en los hechos. Nuevamente se comienzan a escuchar voces que alertan que será muy difícil seguir preservando indefinidamente a los buques de asalto anfibio de la Royal Navy si se quiere sanear el presupuesto militar británico. El destino de algunos buques de escolta parece sellado: serán vendidos. Dos gigantescos portaaviones podrían quedar sin escolta suficiente u operando para grupos de tarea estadounidenses. Cuesta creer que Londres esté haciendo las cosas tan mal pero eso es un hecho.
 
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