BREXIT: AL BORDE DEL NO ACUERDO

30.01.2019 11:26
 
Ayer el Parlamento británico trató la "moción neutral" que recibió de la Primer Ministro Theresa May referente al tema del Brexit. Fueron aprobadas dos enmiendas que no obligan al gobierno a nada. La prensa europea achaca - no sin razón - la responsabilidad de lo aprobado a May. Una de las enmiendas rechaza un Brexit sin acuerdo, la otra encarga a la Premier renegociar el acuerdo al que había arribado con la Unión Europea, en especial  en lo referente al mecanismo de "backstop" que asegura que la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte permanecerá abierta tras la salida del Reino Unido de la UE. Es claro que la segunda enmienda - que ya fue rechazada por Europa - pone al Reino Unido muy cerca del Brexit sin acuerdo.
 
Europa se sintió insultada. La UE ya había dejado claro que no había otro acuerdo posible, que ya había hecho suficientes concesiones y que el precio de la salida del Reino Unido debía ser pagado mayormente por los británicos. Muchos políticos influyentes de la UE lo ratificaron inmediatamente después de las votaciones de ayer en el Parlamento británico. Desde el entorno de Angela Merkel se hizo saber que una renegociación sería perjudicial para Londres ya que deberían volver a tocarse temas como Gibraltar. Los españoles tendrían oportunidad de aprovechar mejor la salida británica, de hecho son instados a hacerlo. May es acusada por el medio francés Le Monde de querer salvar la integridad de su partido "acrecentando el riesgo de una perniciosa partida sin acuerdo."
 
A Theresa May se le acaba el tiempo, de hecho se le acaba a todo el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. May había dicho antes de la votación parlamentaria que la fecha límite seguía siendo el 29 de marzo. Si se desdice perderá aún más credibilidad. Por otra parte el mensaje de Merkel fue claro: una renegociación le saldría muy cara a Londres, a todo el Reino Unido. El primer acuerdo fue rechazado, otro será difícil o caro. El tiempo corre y los británicos se desgastan. La libra cayó, la fuga de capitales difícilmente se detendrá (es probable que se acreciente), los europeos están hastiados y a mucho británicos ya nada les importa quedarse en Europa, a algunos ni siquiera les importa un acuerdo. Londres, el corazón del otrora orgulloso Imperio Británico, está cubierto por una niebla extremadamente espesa en la que nadie puede - o quiere - encontrar una salida. 
 
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