CONFLICTOS DE UN MUNDO MULTIPOLAR

28.11.2018 10:32
 
El conflicto entre Rusia y Ucrania no es apto para ingenuos. Se podría argumentar que a Rusia la asisten razones históricas para algunos de sus reclamos. El problema con los rusos no es tanto qué reclaman, el problema es que hacen uso de la fuerza y no expresan claramente sus aspiraciones finales. Eso los vuelve peligrosos y es por eso que Europa y en parte también los Estados Unidos deberían adoptar una actitud muy firme pero que no excluya, es más, que privilegie el diálogo. El problema es que por las incoherencias y abusos de sus antecesores, Donald Trump queda en riesgo de ser visto como líder de una país incoherente y tan impredecible como la propia Rusia.
 
El actual presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, también genera dudas. En septiembre de este año denunció el Tratado de Amistad entre Rusia y Ucrania y emitió una serie de directivas fijando lo que para él debían ser las nuevas fronteras en el Mar Negro y el Mar de Azov. El conflicto quedó servido en bandeja y dio a los rusos algunos argumentos con los que ahora sustentan su acto hostil de hace tres días. Se podría dar la razón a los rusos pero el problema es, nuevamente, dónde se detendrán y cuándo llevarán a cabo otro acto hostil. Poroschenko les dio tantos motivos más o menos validos para la captura de tres buques de la Armada de Ucrania que esta vez ni siquiera sintieron la necesidad de disfrazarse de rebeldes, actuaron oficialmente y aceptaron los hechos dando su versión que dista bastante de la ucraniana y la de Occidente.
 
Desactivar el conflicto no va a ser fácil. Europa no tiene capacidad de disuasión militar creíble y está dividida por el Brexit y por la idea de la formación de un Ejército Europeo del que los británicos no quieren formar parte. El Gobierno Federal de Estados Unidos está más preocupado por el avance chino que por Rusia, que todavía es vista como un país militarmente débil. Los chinos se muestran muy activos tanto en sus aspiraciones en el Mar del Sur de China como en su desarrollo militar y en su expansión económica y política por el mundo. Además apoyan a la impredecible Corea del Norte.
 
El mundo se ha vuelto multipolar y sumamente complejo y ni Europa ni la OTAN se han adaptado a eso. La propia Argentina prefiere negociar con un enemigo que en el imaginario de parte de su clase política sigue siendo fuerte pero que en la práctica es incapaz de cumplir sus compromisos internacionales más elementales. Por ahora nada cambió en la decisión británica de reforzar a los ucranianos con un buque oceanográfico y 72 marinos.