DESAYUNO EN KIEV

11.01.2022 08:23
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Lamentablemente la amenaza rusa es menospreciada por los líderes europeos y estadounidenses. Sólo el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, parece tener una noción clara de los riesgos que están acechando a Europa. El encuentro de ayer en Ginebra entre la Subsecretario de Estado de los EEUU, Wendy Sherman, con su homólogo ruso, Sergei A. Ryabkov, no tuvo resultados positivos. Putin está ganando tiempo. Mientras el suelo ucraniano se van endureciendo lentamente por acción de un frío que todavía no es lo suficientemente intenso, Europa está inmersa en una especie de guerra civil. Francia pelea con el Reino Unido por las consecuencias del brexit. Los galos están resentidos con los británicos (y con los EEUU) por la firma del AUKUS que les arruinó un negocio multimillonario. En el frente interno, el Primer Ministro británico ya pelea con propios y ajenos. El año pasado puso terribles restricciones para "combatir el covid" mientras él iba de fiesta en fiesta burlándose de su gente. Alemania se distancia de la UE porque necesita certificar el gasoducto Nord Stream 2 para hacerse del tan necesitado gas ruso. El error de Angela Merkel pasa factura a los germanos que de todos modos ganan las calles en protesta por las durísimas mediadas contra una pandemia que ya no es lo que era, por mucho que los medios del Estado Profundo afirmen lo contrario.  
 
Entre tanto Putin se prepara para la guerra y lo hace muy seriamente. Contrariamente a lo que se cree, no tiene mucho que perder. Sus fuerzas son abrumadoramente superiores a las ucranianas. No le teme a las represalias económicas. Tiene fuertes reservas de oro y divisas. Que es lo peor que puede pasar, ¿que Europa ya no le quiera comprar gas? Allá los europeos si quieren pasar el invierno sin el gas ruso. Ahora el Kremlin también podría influir sobre el flujo del gas kazajo. Los Europeos quemaron la mayor parte de las reservas del vital combustible y aún así los alemanes cerraron la mitad de sus plantas nucleares. Otro acierto de la genial Canciller alemana...
 
Conservatorio de Kiev - Nick Graspy creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en (la imagen original ha sido redimensionada)
 
Que Europa empiece a caer en manos de Putin sería una tragedia, una parcialmente autoinfligida. Rusia mantiene sus tropas muy cerca de la frontera ucraniana. Las reforzó con importantes medios antiaéreos, con blindados de todo tipo. Ahora está posicionando los helicópteros de transporte y de ataque. En el Donbás las acciones no cesan. El pueblo ucraniano da muestras crecientes de angustia, de ansiedad. Putin está ganando tiempo, va minando la voluntad de combate de sus enemigos.
 
Putin eligió comenzar las negociaciones con los EEUU, recién después negociará con los demás. Sabe que se enfrenta a una administración débil. Su interlocutora, Wendy Sherman, se desempeñó como negociadora principal de los Estados Unidos en el acuerdo alcanzado con Irán el 14 de julio de 2015 en Viena. Ya sabemos qué hicieron las iraníes con ese acuerdo. Lo mismo pasó con el acuerdo al que arribó con Corea del Norte que Kim Jong-un celebra disparando misiles a lo largo y a lo ancho del Mar de Japón. El mundo se ríe en la cara de una administración que está sumiendo a los Estados Unidos en el caos fronterizo, en la inflación, en la crisis energética, en el descontrol de crimen. La triste verdad es que Putin no tiene un interlocutor válido. Como nadie le da respuestas coherentes se queda pensando sólo. Un buen día se cansará de hablar sólo y se le antojará desayunar en Kiev. Su intención no es buena pero pocos muestran voluntad real de impedírselo.
 
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