EL BREXIT, LAS FUERZAS ARMADAS ARGENTINAS Y UN CAMBIO QUE SE HACE ESPERAR

13.02.2019 12:47
 
El Ministro de Defensa británico Gavin Willimson hizo anuncios que quedaron inmediatamente desmentidos por los hechos. Expresó, por ejemplo, su esperanza de que para fin de año el Reino Unido tenga enjambres de grandes drones capaces de confundir a los radares y la defensa aérea del enemigo. Desde fuentes oficiales y medios especializados se aseguró que un desarrolló así aún no existe, que concretarlo demorará un mínimo de tres años y que no hay una opción ya lista como para comprar en el mercado. Ni hablemos del financiamiento de semejante proyecto. El ministro también aseguró que los buques de ataque de litoral que adquirirá la Royal Navy serán capaces de llevar a fuerzas especiales y a Royal Marines y desembarcarlos para acciones en tierra. Como expresó que cada uno de estos buques estaría desplegado junto con su escolta y buques auxiliares en diferentes regiones del planeta, eso resultará imposible. El portal thedrive.com dice (y lo sustenta) que probablemente se tratará de naves derivadas del "Maritime Support Vessel" (buque de apoyo marítimo, mayormente mantenido en secreto para operaciones más o menos secretas), que sirve para transportar a 200 miembros de las fuerzas especiales estadounidenses. ¿Cómo amedrentar a los chinos y a los rusos con 200 hombres? Williamson fantasea y como manifestó al medio ruso Izvestia el Primer Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación Rusa, Vladimir Dzhabarov: "Gran Bretaña se entromete solo cuando sabe que puede contar con el apoyo de su aliado del otro lado del mar." Cuando no puede contar con esa ayuda en lugar de portaaviones envía buques hidrográficos.
 
El problema no es que Willimson esté dando rienda suelta a su fantasía exuberante, el problema es que demasiados británicos lo apoyan. Aunque fueron duros, fueron pocos los medios ingleses que salieron a criticarlo. La reconstrucción del poder imperial británico está presente en la fantasía de muchos sin importar que de fantasía se esté pasando para el lado del delirio. Son demasiados los que están de acuerdo con que el RU use el "poder duro" - como se expresó el ministro - por más que ese poder haya disminuido tremendamente.
 
Quisiéramos decir que Londres se quedó con un solo aliado pero lamentablemente no es así. Tiene uno bastante impensado, el Poder Ejecutivo argentino que - en pleno caos ante la incertidumbre del Brexit - está llegando con los británicos a acuerdos pesqueros, de vuelos desde Malvinas con escala en territorio continental argentino y hasta parece se quiere avanzar en acuerdos de cooperación en materia de explotación de hidrocarburos. El embajador británico en Argentina, Mark Kent, es considerado partidario del "poder blando" por lo que podríamos suponer que estamos frente a un juego de "policía bueno y policía malo". La "cooperación" del Ejecutivo argentino empieza a tener visos de colaboración con los británicos, Theresa May dejó clara que no se hablará de soberanía. La Constitución Nacional argentina es clara: "La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía... constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino". Lamentablemente el gobierno - elegido por el pueblo - hace caso omiso a la carta magna en un momento que sería muy propicio para presionar al Reino Unido. La Casa Rosada parece ignorar - a apenas meses de las elecciones generales - lo cara que es a los argentinos la causa Malvinas.
 
Los militares argentinos están siendo reducidos a un rol de auxiliares de la Gendarmería Nacional y de la Defensa civil; sus sueldos son denigrantes y la ignorancia y la desidia que manan del Ministerio de Defensa son mayúsculas. Lamentablemente el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas parece más interesado en lo que dice el embajador Kent que en lo que opinamos los propios argentinos. Los argentinos hemos optado por un cambio, lo esperamos y no llega. A Mauricio Macri le queda medio año para cambiar su política, las encuestas no dan margen para la euforia y los votos deberían ser conquistados uno a uno, no despilfarrados en masa. Es una pena.