EL ENEMIGO INTERNO

21.03.2022 09:20
 
Mientras los rusos bombardean Mariupol y Kiev, también hubo algunas explosiones muy cerca de Odesa o en las periferias de la ciudad. En Kiev los bombardeos van acompañados por nuevos intentos de romper el perímetro defensivo de la capital ucraniana desde el norte. Tal como lo habíamos anticipado en nuestro artículo del 16 de marzo, lejos de haberse quedado sin qué lanzar, el Kremlin apeló a sus misiles hipersónicos Kinzhal. Los misiles hipersónicos son privilegio de pocos arsenales, los EEUU no cuentan con ellos. Es la primera vez que se los emplea en una guerra. Putin también desplazó al menos parte de sus unidades de tanques de élite, normalmente ubicadas en las afueras de Moscú, hacia Ucrania. Por su parte la Armada rusa disparó misiles Kalibr desde el Mar Caspio y el Mar Negro. Es claro que si bien las fuerzas en tierra encuentran dificultades para avanzar, los bombardeos desde el aire y el mar inclinan la balanza significativamente a favor de los rusos. 
 
Las sanciones económicas impuestas por Occidente tienen, al menos por ahora, un impacto menor al esperado sobre Rusia y un tremendo efecto búmeran para los EEUU y Europa. Los combustibles escasean y son caros. A los demócratas estadounidenses eso parece importarles poco. La gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, intenta cerrar un importante oleoducto que transporta petróleo canadiense a través del Medio Oeste. En estos momentos eso es demencial o perverso, nos inclinamos por lo último. Las sanciones financieras impuestas contra Rusia son burladas, al menos en parte, con la ayuda de los chinos. 
 
La gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer
 
Entre tanto Joe Biden, tan preocupado por la frontera Ucraniana, no quiere darse cuenta de que el flujo de inmigrantes ilegales a su país crece a un ritmo alarmante, como crece de manera alarmante la delincuencia, es especial en la ciudades administradas por alcaldes demócratas. Desfinanciar a la policía no fue un error, fue parte del mismo plan perverso. Cualquier latinoamericano que viva en una gran ciudad podrá comprender eso. Destruir el tejido social, empezando por la familia, es parte de un proyecto siniestro. Los jueces progresistas hacen el resto, transformando las puertas de las comisarías en giratorias. Volvamos a Biden; por absurdo que parezca, pretende echar la culpa de la inflación estadounidense a Putin. La inflación había llegado a ser la más alta de los últimos 40 años antes de la guerra. Quien prohibió nuevas exploraciones y explotaciones de petróleo; cerró un oleoducto que unía Canadá con los EEUU y hasta apagó alguna central nuclear, no fue Putin.
 
Occidente está bajo ataque y no nos referimos sólo a Ucrania. Está siendo destruido desde adentro con las agendas LGBT+; por medio de leyes que permiten el asesinato de niños inocentes en el vientre de su madre; con exageradas medidas restrictivas contra la pandemia desatada por un virus cofinanciado por Anthony Fauci. Nuestras libertades son aplastadas hasta por algunas redes sociales que censuran cualquier temática que ponga en evidencia las aspiraciones del Estado Profundo. Nuestra economía es destruida y no sólo por la ineptitud de los gobernantes. El Nuevo Orden Mundial avanza. De a poco algunas personas están despertando. La reacción, sin dudas, debería ser más rápida. Muchos todavía están acobardados.
 
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