JUGANDO CON FUEGO

10.01.2022 05:36
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Las delegaciones de EEUU y Rusia se reunirán hoy para tratar el conflicto en la frontera ruso-ucraniana. El clima es tenso, ni la OTAN ni el Kremlin muestran flexibilidad. Por estas horas circulan todo tipo de rumores sobre la llegada de nuevas unidades y equipos rusos a la frontera con Ucrania y a Crimea. Habrían llegados blindados especializados en la apertura de brechas en campos minados; se habría reforzado la artillería de defensa aérea en la Península de Crimea con nuevos misiles. Por ahora no tuvimos forma de corroborar esa información. Sí hay fotos satelitales que mostrarían un incremento sustancial de vehículos militares rusos de todo tipo frente a la zona central de la frontera con Ucrania. También se repite la versión de que los rusos ordenaron la construcción urgente de grandes fosas comunes para el caso de un estallido bélico. Todo podría ser una maniobra de guerra sicológica, ahí Putin lleva las de ganar. Los expertos dicen que Europa está dando fuertes señales de desgaste en ese sentido, afirman que en seis meses los europeos estarían síquicamente quebrados. Quien se tome la molestia de escuchar las declaraciones de algunos funcionarios y ex funcionarios ucranianos podrá comprobar que es verdad.
 
Algunos analistas miran a Kazajistán y afirman que ese país es un nuevo problema para Vladimir Putin y que estalló en un mal momento. No lo vemos así. Kazajistán tiene grandes reservas de combustibles fósiles que exporta, entre otros, a algunos países europeos. El presidente kazajo Kasim-Yomart Tokáev está en deuda con los rusos; ellos contribuyeron a aplastar la revuelta en su contra. Mientras Europa está embarcada en diversas rencillas internas como la que mantienen el Reino Unido y Francia; mientras tiene constantes disturbios por la imposición a menudo caprichosa de severas medidas contra el covid-19; mientra se encuentra enfrascada en una crisis energética, amenaza a los rusos que ahora pueden cerrar no sólo los grifos de sus oleoductos sino también los de los oleoductos kazajos. 
 
Gasoducto Nord Stream - Foto: Bair175 creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en (la imagen original ha sido redimensionada)
 
Putin tiene tiempo de negociar y de mover sus tropas hacia atrás y hacia adelante. Es poco probable que los ucranianos o la OTAN ataquen primeros. Se habla de provocaciones ucranianas en Donbás. Los rusos no son estúpidos, no caerán en la trampa. El desgaste que genera la incertidumbre les juega a favor. Nadie sabe cuando habrá un ataque cibernético que deje a Ucrania sin suministro eléctrico; nadie sabe cuándo Putin decida dejar de mandar gas; nadie sabe a ciencia cierta si comenzarán a llover bombas y en tal caso, cuándo. El flujo de combustible ruso hacia el oeste fue reducido fuertemente. Los EEUU están quemando sus reservas, aquellas que se guardan para el caso de una guerra. Es difícil imaginar a la OTAN afrontando un conflicto armado que podría comenzar en invierno y prolongarse en el tiempo. Los propios ucranianos admiten que no podrían resistir mucho tiempo un fuerte embate en todo el frente. Están rodeados por el sur (Crimea), por el este y por Bielorrusia al norte.
 
Hablamos de la OTAN y no de Ucrania porque nadie sabe dónde se detendría Putin. Las distancias europeas son muy cortas y los bombarderos y aviones de transporte ruso son numerosos. La punta de lanza rusa son sus fuerza aerotransportadas. Quien haya visto las imágenes de las fuerzas rusas en Kazajistán se habrá percatado de que su despliegue fue inmediato, organizado y abrumador. Vladimir Putin es un personaje antipático, amigo de Maduro y de los iraníes y terrible enemigo de sus opositores internos. Eso no lo vuelve estúpido, se preparó muy bien para la guerra en caso de no recibir algunas concesiones. Los europeos se durmieron a un punto que cuesta creer. Gastaron sus reservas de gas, cerraron algunas centrales nucleares, hartaron a sus ciudadanos con largas cuarentenas, no invirtieron en defensa o no lo hicieron bien. Ahora la UE y la OTAN tienen dos opciones: o hacen que Putin parezca el ganador o afrontan consecuencia impredecibles. Hace unas semanas los rusos dispararon unos diez misiles hipersónicos Zirkon desde una fragata y dos más desde un submarino o al menos eso es lo que afirman. Apuntaron al mar. El próximo blanco podría ser Vínnytsia, Kiev, Helsinki... Es hora de ceder un poco, ya habrá tiempo de seguir negociando después. Hacerlo entre las ruinas no tiene sentido.
 
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