HOLANDA, GRAN BRETAÑA, ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA, EL F-35 Y MALVINAS

25.03.2013 16:36

 

Usualmente no nos gusta condensar mucha información volcándola en un sólo artículo. Hoy debemos hacerlo, pero haremos nuestro mejor esfuerzo para que el lector tenga a su disposición un análisis muy interesante.

 

Este fin de semana hubo todo un aluvión de información sin conexión aparente entre sí, que sólo puede ser bien interpretada si se estudia el efecto que tiene cada hecho individual sobre los acontecimientos restantes.

 

Ayer domingo 25, todos los altos mandos de la defensa británica se hicieron presentes en Washington, para reunirse con sus colegas estadounidenses. Para encontrar un antecedente de reuniones de tal envergadura habría que remontarse prácticamente a la Segunda Guerra mundial. Los temas que se debatirán se centrarían en cuestiones estratégicas de largo plazo y en los recortes en los presupuestos de defensa de ambos países. En otras palabras, uno de los temas a tratar será el mejor aprovechamiento individual y combinado de los escasos recursos de defensa.

 

Si bien el resultado de que lo que se discuta debería beneficiar a ambos países, es difícil pensar que los británicos sean los más beneficiados. Últimamente ellos parecen los escuderos de los norteamericanos, no sus socios estratégicos. Para el colmo se supo que las fuerzas armadas británicas tendrán que enfrentar nuevos recortes presupuestarios. Su capacidad se verá irremediablemente reducida.

 

Continuando con la enumeración de este mosaico de hechos, se supo que es probable que los holandeses reduzcan la cantidad de aparatos F-35 que comprarán. Eso sucedería a raíz de los elevadísimos costos y retrasos en el programa, la incertidumbre sobre la estrategia de defensa de los Países Bajos y los recortes presupuestarios en toda Europa. Holanda no es la excepción. Claro que si la información se confirma, la misma se constituirá en un nuevo golpe para el programa JSF. Habrá que esperar.

 

Mientras tanto el Ministro de Defensa británico, Philip Hammond, confirmó que los F-35 británicos tendrán su asiento en la base RAF Marham, a la vez afirmó que el Lightning II es el avión más avanzado que las fuerzas armadas de su país hayan operado jamás. Que sepamos aún no lo están operando, hasta ahora sólo se realizó un vuelo de entrenamiento por parte de un piloto de la RAF, que tuvo lugar el 19 de este mes. En todo caso pudo haber tenido lugar algún vuelo más después de esa fecha tan reciente, pero afirmar que se está operando con el F-35 es por demás exagerado.

 

Muchos expertos y analistas británicos comienzan a hacer público su fastidio por el estado del programa, por sus costos y por la gran brecha que se generó en la capacidad operativa británica con la salida del servicio, sin reemplazo, de los Harrier.

 

Por todas estas razones, sumadas al lento resurgimiento del poder militar ruso, el crecimiento de la capacidad militar china, el surgimiento de India como potencia militar, la aparición de Brasil en el tablero internacional y los recortes presupuestarios estadounidenses y europeos, norteamericanos e ingleses comenzaron a preocuparse. Las complicaciones en el programa F-35 agravan el panorama de ambos países. Tratan de aunar fuerzas para conservar  poder.

 

Es difícil afirmar que las reuniones de los altos mandos de ambos países pueda hacer una gran diferencia. Los británicos no tienen mucho que aportar a los EEUU y los EEUU tienen sus propios problemas. Los norteamericanos tratarán de mantener a los británicos colaborando con ellos. Es poco lo que el Reino Unido puede esperar a cambio. De momento ni siquiera recibieron el apoyo de la diplomacia norteamericana en la cuestión Malvinas. No faltará quien piense que podrían recibir apoyo en un eventual conflicto armado por Malvinas. Pero ese conflicto es, al menos de momento, poco probable y Argentina podría no estar totalmente sola en el mismo, en caso de ocurrir. Brasil podría disuadir a los EEUU de involucrarse activamente. Es difícil decir que el resto de los países latinoamericanos se mantendrían totalmente al margen de la improbable escalada bélica.

 

Es tiempo de que los británicos se den cuenta de que ya no pueden sostener un sistema colonialista. Es hora de que se den cuenta que ya no son la cabeza de un imperio, en el que pueden imponer su voluntad a sangre y fuego. También es hora de que el gobierno argentino apueste a la reconstrucción de sus Fuerzas Armadas con fines disuasivos. Caso contrario su postura en la causa Malvinas perderá credibilidad. Como argentinos deseamos la paz: una paz justa, no una que sea signo de debilidad.