IMPLICANCIAS DE LA FALTA DE BUQUES DE ESCOLTA QUE SUFRE LA ROYAL NAVY

27.03.2018 11:49
 
Según algunos trascendidos la presencia de submarinos rusos en el Atlántico Norte se habría decuplicado en los últimos siete años. Es imposible verificar esa cifra e incluso es posible que el período considerado haya sido elegido en función de la estadística que arroja pero hay muchos indicios de la creciente presencia de los submarinos de Putin en esas aguas. De hecho la presencia de aviones antisubmarinos de la OTAN en Gran Bretaña en momentos en que no hay ejercicios conjuntos es un hecho muy frecuente, aunque en honor a la verdad, también hubo alguna falsa alarma. Sea como fuere, el Reino Unido quedó sin aeronaves de patrullado marítimo cuando sus Nimrods fueron literalmente cortados en rodajas.
 
Con los submarinos rusos cerca de sus aguas (tal vez incluso en ellas), con un portaaviones que ya comenzó a navegar y otro que deberá hacerlo en los próximos años, la necesidad inglesa de buques de escolta se hace más fuerte. De por sí hoy por hoy un portaaviones corre el riesgo de convertirse en un blanco fácil con misiles como el balístico antinavío Dong-Feng 21 (denominación de la OTAN CSS-5 - Dong-Feng) de los chinos. No faltan quienes afirman que los Clase Queen Elizabeth se verían en graves apuros hasta en el caso de un ataque de saturación con misiles antinavío mucho más modestos. Cada portaaviones británico contará con 3 sistemas CIWS Phalanx, 4 cañones de 30mm y ametralladoras Miniguns y de propósito general. Poco, muy poco para semejantes buques.
 
El escasa autonomía y capacidad de armas de los F-35B tampoco contribuirán demasiado a mantener a un eventual enemigo alejado de los portaaviones. Además esos aviones tardarán en llegar, al menos en número suficiente. De ese modo el grueso de la responsabilidad de proteger a los portaaviones recaerá en los buques de escolta. La pregunta es ¿los británicos tienen una cantidad suficiente de los mismos en condiciones operativas? Las voces de alarma más fuertes en ese sentido provienen del propio Reino Unido y son cada vez más intensas. Parece haber razones muy serias para la estridencia.
 
Con los problemas de propulsión de los destructores Tipo 45, con la ya crónica falta de personal de la RN y con un nivel de canibalización galopante, el número de buques de escolta en condiciones operativo es increíblemente bajo. No repetiremos a la ligera las cifras que se manejan entre bastidores pero sin dudas son críticas. El tremendo rojo financiero de la Defensa británica no contribuye en nada a mejorar la situación. 
 
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte llevó adelante una  política de construcciones navales que benefició más a su industria que a su marina de guerra. Nos atreveríamos a decir que la segunda salió muy perjudicada por las decisiones tomadas en tal sentido. No nos interesa juzgar el porqué de las resoluciones que se fueron materializando. Sí queremos dejar en claro que el resultado final es un aparente fortalecimiento de la capacidad de proyección del poder militar británico pero que en la práctica sucede todo lo contrario. En un mundo inestable e imprevisible eso puede suponer el fin del Reino Unido como potencia militar de peso mundial. Si a eso le sumamos las fuertes dificultades financieras que tiene la Royal Navy y el Brexit podemos afirmar que esa decadencia no es una mera hipótesis sino que ya comenzó. Hoy está siendo dado de baja el portahelicópteros HMS Ocean, vendido a Brasil. Sólo la RAF mantiene una capacidad acorde a sus antecedentes históricos.  
 
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