LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - SÉPTIMA PARTE: LAS PLATAFORMAS DE LUCHA ANTISUBMARINA

21.01.2013 07:20

 

Destructores, fragatas y corbetas (parte I)

 

En estos párrafos no daremos una descripción detallada de todos los buques de escolta que participaron de las tareas de patrullas antisubmarinas y de las de escolta de convoyes, sino que nos centraremos principalmente en las unidades que prestaron servicio en la Marina Real británica.

 

A pesar del magnífico poder de la Royal Navy, la IIGM la sorprendió con una grave escasez de buques de escolta. Los EEUU le cedieron 50 destructores de la Primera Guerra Mundial a cambio del arrendamiento por 99 años de las bases británicas en Terranova y el Caribe. Tal era la situación de los ingleses que tomaron posesión de ellos ni bien se firmó el acuerdo. Los esfuerzos iniciales en el campo de la lucha antisubmarina de los británicos fueron bastante desorganizados e ineficaces.

 

Hacia comienzos de la guerra, la Royal Navy se vio imposibilitada de dar una escolta efectiva a los convoyes que cruzaban el Océano Atlántico. Amén de la escasez de escoltas, su alcance efectivo no alcanzaba para proteger a los buques durante todo el trayecto. A esto se sumaba la inexperiencia de muchas tripulaciones. Al principio se montaron lanzadores de cargas de profundidad en cualquier barco disponible como dragaminas, balandras, etc. El lector imaginará fácilmente la falta de eficacia de tales embarcaciones, a lo que se sumaba la falta de coordinación entre las mismas.

 

Al comienzo de la II Guerra Mundial, se produjo una reclasificación y las grandes corbetas pasaron a denominarse fragatas, recuperando un nombre clásico, y las corbetas ligeras continuaron denominándose corbetas.

 

Las necesidades inglesas de protección antisubmarina dieron lugar a la corbeta Flower de 940 toneladas (según algunos autores 975 toneladas) de desplazamiento, una velocidad máxima de 16 nudos, un cañón de 101 mm, varias ametralladoras y cañones automáticos y equipo antisubmarino consistente en un erizo y varios lanzacargas. El equipo de detección de estas naves consistía en un radar tipo 271, un ASDIC, un radiolocalizador y los hidrófonos.

 

De la clase Flower se construyeron 267 unidades (otros investigadores citan otras cifras, pero parecidas a la mencionada). Según algunos historiadores su velocidad máxima de 16 nudos les quitaba algo de efectividad. Eso es bastante probable si consideramos que la velocidad máxima en superficie de un submarino del tipo VIIC era de 17,2 nudos.

 

Otro modelo muy numeroso (151unidades construidas) fue la fragata clase River de doble hélice y 1.200 toneladas. Sus máquinas le permitían andar a más de 20 nudos (según algunos historiadores militares su velocidad máxima era de 19 nudos). El diseño de las fragatas clase River sirvió de base para las clase Tacoma estadounidenses. Después de la guerra algunas River pasaron a prestar servicio en otras marinas de guerra, habiendo sido la Armada Argentina una de ellas.