LA NEGLIGENCIA GEOESTRATÉGICA DE JOE BIDEN

30.11.2021 12:02
 
Hace dos días, el domingo 28, veintisiete aviones chinos ingresaron a la zona de identificación aérea de Taiwán en lo que fue la última de una larga y creciente serie de incursiones sobre la isla. Esta vez hubo una diferencia. El grupo de aeronaves incluyó 18 aviones de combate; cinco bombarderos H-6 con capacidad nuclear y un aparato de abastecimiento Y-20, con una capacidad de transporte de 60 toneladas de combustible. La presencia del avión de reabastecimiento sugiere que los chinos repostaron en vuelo los cazas de menor alcance; en otras palabras, el Gigante asiático siguen perfeccionando su capacidad de proyectar su poder más allá del continente.
 
Recientemente el expresidente estadounidense Donald Trump afirmó que él nunca se hubiera retirado de Afganistán sin asegurar la permanencia norteamericana en la Base de Bagram y sin bombardear el resto de las bases de su país en suelo afgano. Afirmó que hubiera conservado Bagram por los chinos. La importancia estratégica que tenía esa base es difícil de exagerar. Se encontraba cerca de China; Rusia, Pakistán e Irán. Biden la abandonó, lo que implicó la muerte de trece soldados norteamericanos y la de unos dos centenares de afganos. A Joe Biden no le interesan las consideraciones estratégicas. De hecho está cediendo ante un Irán que está cerca de convertirse en un país con armas nucleares o al menos con la posibilidad de producirlas en el corto plazo.
 
Mientras chinos e iraníes avanzan con sus planes, Putin mantiene en jaque a la OTAN. Puede ser exagerado afirmar que pretende invadir a su vecino pero seguramente está logrando desgastar a Europa y atentar contra su unidad política. Alemania quiere el petróleo que llegará desde Rusia por el oleoducto Nord Stream 2, cuya finalización posibilitó Joe Biden. El mismo esquiva Ucrania y lleva combustible directamente a los alemanes. Entre tanto la administración norteamericana debió apelar a sus reservas de oro negro porque la OPEC+ (el + es por Rusia) se negó a bombear más combustible para los EEUU.
 
Mientras todo esto ocurre, sólo dos Departamentos estadounidenses no recibirán aumentos de presupuesto: el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa. Debido a la inflación, sus presupuestos caerán. Peor aún, la mayoría del poder de fuego estadounidense no está en el Pacífico, ni en Europa y - obviamente - tampoco en Afganistán. Los soldados norteamericanos, muchos de los cuales deben esforzarse por llegar a fin de mes, están en suelo americano. Lo mismo pasa con el material militar. Este hecho no debería sorprender a nadie. Un presidente demócrata, Bill Clinton, autorizó que se vendieran supercomputadoras a los chinos e hizo la vista gorda al espionaje industrial. Barack Obama, con la aprobación de Hillary Clinton, vendió uranio a los rusos. Biden es más de los mismo. Así de simple.
 
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