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LA OTAN CRUZA TODAS LAS LÍNEAS ROJAS - LA ESCALADA DE LA GUERRA ES CADA VEZ MÁS PROBABLE
07.01.2023 07:49
Los primeros "tanques ligeros" franceses destinados a Ucrania ya se encuentran en Polonia. Ahí los ucranianos deberán aprender a utilizarlos, salvo que se recurra a contratistas y/o mercenarios. Éstos ya comprendieron que luchar en Ucrania es un negocio dudoso. Los estadounidenses prometieron enviar a Zelensky un nuevo paquete de ayuda militar que incluirá 50 vehículos blindados Bradley. Los alemanes entregarán entre 20 y 40 vehículos de combate de infantería Marder. No se sabe si la entrega de los mismos será inmediata o si se los irá acondicionando antes de enviarlos. Los británicos, por su parte, prometen mandar 100 tanques en verano. La disponibilidad de tanques ingleses es baja y el verano aún está lejos. Los alemanes también prometieron enviar a Kiev una batería antiaérea Patriot. Ya hemos hablado de la escasez de misiles para este sistema. Todo lo mencionado cruza las líneas rojas trazadas por Putin y nada de eso resultará suficiente para Kiev. Los diferentes frentes son extremadamente extensos y la poderosa artillería rusa encontrará en las amplias llanuras ucranianas el lugar perfecto para batir vehículos de todo tipo. El arsenal ucraniano es cada vez más variopinto y la pesadilla logística es creciente. Los vehículos deteriorados deben ser transportados centenares de kilómetros para ser reparados en talleres ubicados en Polonia. Dicho sea de paso, los AMX-10 RC que está enviando Francia son los que están siendo dados de baja en su propio ejército. La munición que usan es muy específica así que el problema se agrava.
¿Por qué la OTAN sigue enviando material que provoca la ira rusa? En primer lugar, la guerra es un buen negocio y los que mueren son rusos y ucranianos. Parte de lo enviado y de lo prometido es material de descarte. Además existe la posibilidad de que Rusia esté posponiendo su gran ataque con la finalidad de terminar de organizarse. La entrega del material prometido (recordemos que los tanques británicos comenzarían a ser entregados en 6 meses) podría obligar a Putin a atacar cuanto antes. El suelo del norte de Ucrania ya está congelado y el del sur está en proceso de congelamiento. Los pantanos otoñales pronto serán terreno firme. El Kremlin deberá elegir entre precipitarse un poco o correr el riesgo del arribo de más material bélico (mayormente escaso e inapropiado pero equipamiento al fin). Es una decisión difícil, máxime cuando el involucramiento polaco es creciente y cabe la posibilidad que ese sea el siguiente país que sirva de carne de cañón para la guerra por proximidad que está peleando la Alianza Atlántica o - más precisamente - los EEUU y el Reino Unido. Cómo lo ven los magnates del Estado Profundo, se matarían varios pájaros de un tiro: algunos cristianos ortodoxos ucranianos; cristianos ortodoxos rusos y - sobre todo - todo un país católico.
Por estas horas termina la tregua declarada por Putin en ocasión de la Navidad, fecha que los ortodoxos celebran unos días más tardes que el resto del mundo cristiano. Las últimas informaciones creíbles dicen que Bakhmut y sus alrededores están prácticamente por completo en manos rusas. Lo mismo sucede con Soledar. Los rusos podrían destruir parte de las fuerzas de Kiev con un movimiento de pinzas desde el norte (atravesando Kharkiv) y desde el sudeste (desde el oeste de Bakhmut). También cabe la posibilidad que, adicionalmente, lancen un ataque desde Bielorrusia. En el caso de un ataque desde ahí, los blancos podrían ser Kiev o algún punto mucho más al oeste que permita cortar las vías de ingreso de armas desde Polonia. La neutralización de los polacos podría ser un objetivo importante para Putin, máxime si Varsovia se presta a ser el próximo país proxy de la guerra. En el sur, Moscú podría avanzar hacia Odessa para dejar a los ucranianos sin salida al mar. El envío de soldados estadounidenses o británicos a la zona de combate es todavía poco probable. Los británicos son un país marítimo, sus fuerzas terrestres son escasas. Los estadounidenses tiene poco apetito para una guerra de gran intensidad. Para despertarlos haría falta un nuevo Pearl Harbor.
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