LAS FRAGATAS TYPE 23 SEGUIRÁN SIENDO LA COLUMNA VERTEBRAL DE LA ROYAL NAVY

03.06.2016 19:33
 
En nuestros comentarios informamos numerosas veces sobre los problemas que aquejan a los destructores tipo 45 de la Royal Navy. Los mismos son de importancia y de difícil resolución. La fragatas type 26 por su parte, son el objetivo de un programa que está en sus inicios y cuyo resultado final también es incierto. Con dos gigantescos portaaviones y sin aeronaves de ala fija con que puedan ser dotados en lo inmediato, la Marina Real británica dependerá para su defensa de las fragatas tipo 23. Si bien las mismas fueron siendo modernizadas, su diseño original pretendía hacer de ellas naves estrictamente antisubmarinas. La costosísima lección que aprendieron los británicos durante la Guerra de Malvinas, determinó que las mismas fueran dotadas de armamento adicional, tanto antiaéreo como antibuque.
 
Las fragatas tipo 23 ya llevan varias décadas de servicio. Ese servicio siempre fue bastante intensivo y si bien su disponibilidad siempre fue alta y su mantenimiento regular, es de esperar que empiecen a dar señales de desgaste. No obstante ello, las fragatas recibirán nuevos sistemas de navegación y mantenimiento de sus cañones, lo que muestra a las claras que los británicos estirarán su vida útil al máximo. Simplemente no tienen otra opción. La pregunta que surge es si estos buques estarían a la altura de una guerra convencional moderna. Nos atrevemos a plantear algunas dudas. 
 
Los misiles Sea Wolf podrían no estar a la altura de los misiles antibuque de última generación, en especial porque la velocidad de éstos da muy poco margen de tiempo para derribarlos. En el año 2012 el gobierno británico le dio el visto bueno al desarrollo de un misil de corto alcance para proteger a los buques de guerra de la Marina Real contra aviones y misiles marítimos rasantes. De acuerdo a lo que se había dicho en ese momento, este año los Sea Wolf deberían ser reemplazados por el CAMM (denominación del nuevo misil). Por hora no hay noticias concretas al respecto o al menos no trascendieron.
 
También hay que señalar la velocidad y maniobrabilidad de estas fragatas. Las mismas pueden alcanzar los 28 nudos, contra los teóricos más de 30 nudos de los Type 45, aquejados por serios problemas de propulsión. Es verdad que la velocidad de los portaaviones clase Queen Elizabeth será de 25 nudos, pero eso no debería servir como referencia para un buque de su escolta. Agreguemos a eso que la adición de armamento a lo que iba a ser un buque eminentemente antisubmarino perjudica su firma radar, su maniobrabilidad y su velocidad.
 
Sería pueril decir que las fragatas tipo 23 son buques obsoletos. Sí son buques sobreexigidos por el número insuficiente de naves de escolta de la RN y podrían no estar a la altura de las necesidades que plantea un conflicto convencional moderno. Se podría argumentar que serían una pieza de un engranaje que también compondrían los destructores antiaéreos tipo 45. La confiabilidad de los mismos es francamente bochornosa y sin una solución concreta a la vista. Las tipo 23 podrían encontrarse en la necesidad de brindar escolta a un portaaviones sin aviones (el número de los mismos será insuficiente y el desarrollo, en especial de su software, está tremendamente demorado) a la vez que deberían estar protegiendo a algún destructor tipo 45 en problemas. ¿Alguien se atreve imaginar que podría pasar durante un ataque de saturación en esas condiciones?