LAS MANOS SINIESTRAS TRAS LAS DIFICULTADES DEL BREXIT

17.10.2019 10:17
 
En nuestro anterior artículo sobre el brexit expresábamos nuestro escepticismo sobre una resolución rápida de la cuestión. Los titulares de anoche parecían contradecirnos cuando algunos políticos y funcionarios salieron a afirmar que la solución estaba a horas de ser alcanzada. Hoy volvieron las dudas. Aún cuando Boris Johnson alcanzara un acuerdo con los europeos, el mismo debería ser refrendado por el Parlamento británico y eso no será nada sencillo. Los norirlandeses siguen firmes en su postura de exigir una frontera blanda con sus vecinos del sur y la izquierda británica no está siendo constructiva. De todos modos no es Irlanda del Norte el principal escollo para una salida pacífica. 
 
Hace apenas una semana un Miembro del Parlamento Europeo, el alemán Jörg Meuthen, lanzó una dura acusación contra Angela Merkel al señalar que la Canciller alemana había manifestado que el Reino Unido podía marcharse con la condición de que Irlanda del Norte permaneciera por toda la eternidad en la Unión Aduanera. Meuthen aseveró que Merkel quería un Reino des-Unido. De hecho en nuestro último artículo afirmábamos: "La situación es muy compleja y es poco probable que se alcance un acuerdo antes del 31 de octubre; oh casualidad, Noche de Brujas. La propia etimología de la palabra Bruselas señala que la misma puede ser interpretada como "templo situado en el pantano"."
 
Los conspiracionistas (un término tal vez injusto) afirman que Merkel está ligada al satanismo; las pruebas son pocas y muy endebles. Sea como fuere Merkel empieza a ser resistida por su propio partido y los alemanes en general. Los alemanes empezaron a desconfiar hasta de sus propios medios de comunicación y se está volcando a los informes que circulan en ciertos ámbitos de la red. Merkel fue la artífice de la inmigración indiscriminada a Europa. La realidad es que muchos inmigrantes no se están integrando a la sociedad europea ni les interesa hacerlo. Procuran imponer su propia cultura y sus propias creencias y no siempre lo hacen por las buenas. Los británicos no nos son simpáticos pero hay que admitir algo: no son ellos los que quieren destruir Europa. Se están alejando de una Europa que está siendo destruida, destrucción promovida por algunos personajes siniestros.
 
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