LOS MISILES DE PUTIN SOBREVUELAN EL ÁRTICO

17.09.2022 12:26
 
Ayer viernes, dos submarinos nucleares rusos de propulsión nuclear dispararon misiles de crucero en el Ártico, frente a Alaska. Los cohetes impactaron en blancos navales que se encontraban ubicados a 400 kilómetros de distancia. La defensa costera de Moscú en la zona hizo lo propio, disparando desde 300 kilómetros. Por esta vez se trató de un ejercicio pero el hecho generó mucha preocupación en Occidente. Es difícil entender por qué, venimos hablando de la pérdida del control del Atlántico Norte por parte de la OTAN desde mediados del 2020. La pérdida del Ártico es simplemente consecuencia de esa debilidad. De todos modos la Inteligencia americana no habría sido tomada totalmente por sorpresa. En días previos a los lanzamientos hubo una serie de reuniones de emergencia, probablemente disparadas - al menos en parte - por el inminente simulacro. Después de todo, durante la semana dos aeronaves de patrullado marítimo del Kremlin ingresaron a la Zona de Identificación de la Defensa Aérea de Alaska y de Canadá. A esta altura de las circunstancias, la Alianza Atlántica ya debería saber que perdió la apuesta pero la arrogancia la ciega.
 
El portaaviones británico HMS Prince of Wales deberá entrar a dique seco para reparaciones mayores después de la falla catastrófica que sufrió ni bien partió hacia los Estados Unidos, a fines de agosto. Los Estados Unidos, que hace poco debieron dejar en tierra sus F-35, después debieron hacer lo propio con los helicópteros Chinook del Ejército. Se sabe que el stock de los misiles antitanque estadounidenses más modernos quedó reducido a niveles peligrosamente bajos y lo mismo sucede con su munición de artillería. Los ucranianos los disparan o los venden en el mercado negro. Europa está aún peor. Muchas de sus armas fueron entregadas a los ucranianos con la esperanza de que derrotaran a los rusos. No lo lograron, de hecho muchas de ellas probaron ser inservibles. La contraofensiva en Kherson fracasó estrepitosamente. Por mucho que los grandes medios digan lo opuesto, en Kharkiv e Izyum los rusos se retiraron antes de la llegada de las tropas de Kiev, a las que dejaron dando golpes en el vacío en un momento en que deberían comenzar las lluvias otoñales, convirtiendo el terreno en un verdadero lodazal, en especial por efecto del equipo militar que se desplaza sobre el mismo. El resto podría quedar en manos de una de las fuerzas más poderosas del planeta - el invierno ruso. Si las tropas ucranianas creen que marchan hacia la victoria, se equivocan. Todo indica que marchan hacia la muerte.
 
Las intenciones de Putin son todavía poco claras. No ordena una movilización general pero está acumulando tropas, armas y equipos. Llegan del interior del país; de Siria y de distintos países asiáticos donde Rusia tiene guarniciones militares. El grupo Wagner también estaría reclutando cantidades importantes de nuevos efectivos, mientras perfora la últimas línea defensiva ucraniana en la zona de Bakhmut. El golpe principal probablemente sea dado más al norte. El autócrata del Kremlin parece no tener apuro, sabe que en invierno Europa será muy débil (la Unión Europea ya corre el riesgo de desintegrarse) y que los Estados Unidos están hunidéndose en el caos generalizado. Ahí la inflación crece, la bolsa de valores baja; el fentanilo mata cantidades impresionantes de gente; las ciudades demócratas están sumidas en graves olas de crímenes; la frontera sur desapareció; la salud mental de Biden es por demás precaria; la capacidad de Kamala Harris para hacerse cargo del país es nula. Las milicias territoriales amenazan con iniciar una guerra civil. Sólo la proximidad de las elecciones de medio término logra apaciguarlas un poco. Aliado con China; Irán y Corea del Norte y haciendo negocios con buena parte de Asia, Vladimir Putin no tiene mucho que temer. No son alianzas pensadas para durar, claro. Están pensadas para aprovechar la estupidez occidental. El Viejo Continente, la cuna de la civilización occidental y cristiana, está en la oscuridad. No se trata de la penumbra generada por los misiles de Moscú que golpearon centrales eléctricas ucranianas. Se trata de una profunda sombra moral. O comienzan a sangrar nuestras rodillas o comenzará a sangrar la nieve. Por ahora parece más probable lo último.
 
"El Señor dijo a Moisés: 'Extiende tu mano hacia el cielo, para que Egipto se cubra de una oscuridad tan densa que se pueda palpar'. Moisés extendió su mano hacia el cielo, y una profunda oscuridad cubrió todo el territorio de Egipto durante tres días." - Éxodo 10, 21-22
 
Artículos relacionados: