LOS POLACOS DEBERÍAN PONER LAS BARBAS EN REMOJO

27.08.2022 12:40
 
La contraofensiva ucraniana en el sur - que debió comenzar hace más de un mes - quedó en la nada. Algunos analistas occidentales intentan justificar el fracaso en llevar a cabo el contraataque, tildando a éste como un proyecto a la espera de que "los rusos se desgasten". Así se quiere explicar la impotencia de Ucrania y sus socios estadounidenses y europeos. La verdad es que Kiev no tiene con qué lanzar la operación. Los estadounidenses enviaron misiles antiradar pero los ucranianos carecen de aeronaves modernas y adaptadas en cantidad suficiente y mucho menos de pilotos debidamente entrenados. Lanzar un misil antiradar no es soplar y hacer botellas, en especial porque los modernos sistemas antiaéreos rusos superan con creces a los occidentales. Es cierto que los norteamericanos están enviando un pequeño número de obuses pero éstos son escasísimos y de menor calibre y alcance que los enviados con anterioridad. Además el problema ucraniano es la falta de munición para todo tipo de armas. Por una cuestión geográfica la logística rusa es mucho más simple. Los alemanes dejaron de enviar material bélico porque vieron que el que ya mandaron tiene serios defectos y por ende quieren reservar el remanente para su autodefensa - hacen bien. Bulgaria se quedará sin aviones de combate operativos a mediados del año próximo; sus aeronaves eran mantenidas por los rusos. Se podría decir que alguien se equivocó al hacer los cálculos. También es posible pensar que a la industria bélica occidental le conviene una guerra prolongada. También ahí el cálculo podría haber sido erróneo. Los rusos avanzan mientras el invierno se acerca y la defensa ucraniana comienza a colapsar. A menos que suceda algo completamente extraordinario, en las próximas dos o tres semanas - tal vez antes - ese colapso se convertirá en una caída estrepitosa.
 
En lugar de efectuar la gran contraofensiva en el sur, en los últimos días las fuerzas de Kiev llevaron a cabo cierta cantidad de contraataques menores en diferentes partes del extenso frente, en una táctica de "defensa activa". La mayoría de esos ataques, fruto de un acto de desesperación, culminó en un rotundo fracaso que desgastó aún más a las extenuadas tropas ucranianas, al punto que ahora sus líneas fortificadas podrían quedar indefensas. En los conflictos bélicos el invierno estuvo mayormente del lado ruso. Sólo en Finlandia, durante la Segunda Guerra Mundial, eso fue un poco diferente. La geografía finlandesa no puede ser comparada con la ucraniana. Además Europa nunca fue energéticamente tan dependiente de Rusia como ahora. Cuando el invierno comience a avanzar sobre el Viejo Continente, los ciudadanos de sus países comenzarán a sentir las sanciones impuestas por sus gobiernos "contra Moscú" en todo su rigor. En algunos países ya hay pequeñas revueltas internas. Muy probablemente crezcan cuando la incapacidad y o perversión de los líderes europeos quede expuesta. En el mediano plazo, la Unión Europea podría verse desintegrada por el ascenso de líderes de derecha y ultraderecha. Éstos difícilmente sean peores que Merkel, Scholz, Macron o Johnson. La otrora cuna de la espléndida cultura occidental y cristiana se está hundiendo en el pantano. El euro ya se está revolcando en esa ciénaga.
 
Hace apenas una semana el Ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, anunció el comienzo de la producción en masa de los misiles hipersónicos Tsirkon y la continuidad de la fabricación de los poderosos Kinzhal. También dijo que los temibles Sarmat ya están incluidos en los contratos. Todo eso es mucho más que lo que Putin necesita para tomar Ucrania. El autócrata ruso quiere neutralizar por completo la capacidad ofensiva de la OTAN en Europa Oriental. Tome nota, los polacos deberían comenzar a poner sus barbas en remojo. Aún despreciados por la Unión Europea se pusieron firmemente al servicio del resto de la OTAN. El Kremlin podría querer asegurarse de que eso no vuelva a suceder. Una vez más, Varsovia podría ser pulverizada y quemada. La estupidez solo tiene cura si uno quiere sanar. No es el caso de los polacos.
 
Artículo relacionado: