UCRANIA: EL TIEMPO SE AGOTA

21.01.2022 07:21
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El tiempo para una salida negociada del conflicto ruso-ucraniano se agota. El Kremlin es pesimista y de no arribarse a un acuerdo tomará algún tipo de medidas. Las mismas pueden comenzar con nuevos ataques cibernéticos pero es poco probable que terminen ahí. Putin desplegó muchas tropas y equipo a Bielorrusia. Misiles Iskander y antiaéreos fueron movidos a la frontera de Rusia con Ucrania junto a un creciente número de blindados y tropas. Lo mismo sucede con los helicópteros y aviones de ataque. En el extremo oriental del territorio ruso se preparan reservas.
 
Frente a la crisis, Europa quiere presentarse unida pero no lo está. No hay unanimidad ni en el propio gobierno alemán. El gasoducto Nord Stream 2 genera controversias internas. Francia tampoco está del lado del resto de la Unión. La OTAN fue sumando países pero no fuerzas, al menos no en la misma medida. Los Estados Unidos se sintieron muy cómodos con sus grandes portaaviones mientras los rusos desarrollaban misiles hipersónicos capaces de destruirlos de un solo golpe. El Presidente Joe Biden afirmó anteayer que la reacción norteamericana no sería la misma ante un ataque menor que ante un ataque general contra Ucrania. Ayer sus funcionarios salieron a corregirlo y lo mandaron a cambiar sus declaraciones. Si esa va a ser la forma en que se maneje la cadena de mando, Ucrania está perdida. La OTAN quedó resquebrajada después de la salida de Afganistán. Los estadounidenses decidieron todo solos. Los británicos dicen estar ayudando con el envío de misiles antitanque, pero su alcance es de apenas 800 metros contra los 2.500 de los que enviaron los estadounidenses.
 
Si Rusia ataca, primero barrerá con las escasas baterías antiaéreas ucranianas. Después su aviación, abrumadoramente superior a la ucraniana, tendrá libertad de acción. Un movimiento de pinzas de las fuerza terrestres podría cerrarse detrás de Kiev. Un ataque desde Bielorrusia y desde Crimea cortaría Ucrania por la mitad. Es cierto, el avance desde Crimea no es del todo sencillo. La costa presenta un terreno poco propicio para el asalto anfibio pero las fuerzas aerotransportadas podrían contribuir a establecer una fuerte cabecera de playa. Ucrania podría caer más rápido de los que se piensa.
 
Estación central de ferrocarril en Kiev - Foto: Naumenkophotographer creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en (la imagen original ha sido redimensionada)
 
Ucrania no es un miembro de la OTAN de modo que la Alianza Atlántica no está obligada a acudir en su auxilio. De hecho la OTAN no tiene un plan militar. Ni siquiera la UE muestra una gran decisión de imponer sanciones. Tampoco los EEUU. Esperan la potencial invasión pero por entonces ya sería tarde. Esa es la gran estupidez o maldad del Presidente Zelenski. Va a llevar a la guerra a un país que no lo quiere por ingresar a una Alianza Atlántica que no tiene urgencia de sumar Ucrania a sus lista de miembros. Lo de Putin es igual de malo pero más comprensible. Rusia supo ser un imperio, la Unión Soviética supo ser la esfera de influencia de los rusos y ahora ven a una OTAN debilitada, desunida. Un autócrata encuentra menos dificultades para movilizar a sus gobernados que las que encuentra un gobernante democrático. Estamos hablando de democracias europeas mayormente decadentes, las que jugaron, como Boris Johnson, a encerrar a sus ciudadanos con la excusa de la pandemia mientras él iba de fiesta en fiesta. Ahora el Reino Unido envía antitanques de dudoso valor. Siempre es bueno renovar el stock vendiéndole lo menos bueno a alguien que está desesperado por ello...
 
Rusia ya llegó muy lejos con sus movilizaciones y parece poco probable que ceda. Nadie quiere ponerle paños fríos al asunto, nadie - excepto el propio Putin - muestra resolución. A estas alturas de las circunstancias parece que sólo un milagro podría resolver la situación. El problema es que buena parte de Europa se avergüenza de sus raíces cristianas y son muy pocos los que lo piden.
 
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