LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - VIGESIMOSEGUNDA PARTE: LA BATALLA DE MOSCÚ (continuación III)

20.11.2019 14:32
 
El plan de Hitler para Moscú no era tomar la ciudad por asalto con encarnizados combates urbanos. Planeaba sitiarla y dejar que el hambre y las enfermedades hicieran el resto. Pero primero había que llegar hasta la urbe y rodearla, cercarla. Las condiciones, tal como las hemos descrito en el capítulo anterior, distaban mucho de ser las ideales. El mes perdido por el desvío de blindados hacia el norte y hacia el sur empezaba a evidenciarse como un error grave del máximo jerarca alemán que - una vez más - había desoído a sus generales. Es cierto que se había conquistado algo de terreno pero se había perdido la oportunidad de neutralizar la capital rusa. "¡La artillería debe abrir el camino!", se escucha en las grabaciones de los noticieros alemanes de la época. La artillería estaba, tal como ya lo comentamos, escasa de munición. Las dificultades logísticas impedían su llegada normal al frente. La Luftwaffe hacía grandes esfuerzos por cumplir el rol de ablandar las posiciones defensivas soviéticas. Lo hacía volando a baja altura. En algunos lugares las mencionadas defensas eran densas y tenían una profundidad de 14 kilómetros. Las tropas de las SS y los blindados cargaban con el peso de perforarlas. Según los propios corresponsales alemanes la resistencia era feroz. Los teutones reforzaron el accionar de su artillería con cañones antiaéreos. De noche los combates proseguían y los germanos echaban mano a la munición trazante (trazadora).
 
Para que se comprenda lo que tenían que enfrentar los alemanes describiremos lo que - según sus crónicas - eran las defensas en torno a una de las carreteras que conducían a Moscú; no se precisa cuál, aunque de todos modos en esa época eran muy pocas e inferimos que se trataba de la que conectaba la ciudad con Minsk. En primer lugar había una línea de lanzallamas automáticos; detrás zanjas antitanques en zig-zag; después un río en cuyo lecho y delante y detrás del mismo se había colocado alambre de púas; detrás había una zanja antitanques longitudinal; detrás de la misma erizos checos; a continuación se ubicaba una línea de búnkeres y finalmente artillería de diversos calibres, incluida la antiaérea, protegida por trincheras de infantería. Se comprenderá por que los Stukas y los bombarderos de la Luftwaffe jugaron un rol importante en apoyo a las fuerzas terrestres. Sus ataques contra Moscú propiamente dicha, si bien masivos, se vieron dificultados por las defensas antiaéreas de la ciudad y sus efectos reducidos por las dotaciones de bomberos formadas con los civiles que la habitaban. (Continuará)
 
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