Actualidad – GRAN BRETAÑA ENVIARÁ A MALVINAS UN DESTRUCTOR DEL TIPO 45

31.01.2012 10:35

Cuando hace apenas unos días la presidente Cristina Fernández de Kirchner se reincorporó a sus tareas después de haberse sometido a una operación quirúrgica, llamó a Gran Bretaña "a sentarse a dialogar y a negociar sobre la cuestión" de la soberanía en las Islas Malvinas e insistió en "la defensa de los recursos petroleros y de nuestra pesca".

 

"No esperen de nuestra parte gritos destemplados ni gestos xenofóbicos porque a eso lo dejamos para otros", enfatizó.

 

Dirigiéndose al primer ministro británico, David Cameron, que había tildado a la Argentina como "más que colonialista", aseguró que dijo eso "porque no … tiene razón ni argumentos".

 

"Nosotros no formamos parte de fuerzas invasoras a ningún país", enfatizó y agregó que "hay más ingleses viviendo en Capital Federal y Gran Buenos Aires … que en las Islas Malvinas".

 

En otro gesto de buena voluntad Cristina Fernández designó a Alicia Castro como embajadora ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
"En esta ocasión el gobierno argentino desea reiterar, nuevamente, su vocación de diálogo con el gobierno británico en cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas sobre la cuestión de las Islas Malvinas", indicó un comunicado de la Cancillería.

 

Casi como una burla a Argentina y a los numerosos países que la apoyan en sus reclamos, el parlamentario británico Andrew Rosindell afirmó que "no habrá ninguna negociación con la Argentina para darle ni un centímetro de territorio británico que quiera ocupar".

 

"En primer lugar, Argentina no tiene capacidad de lanzar otra guerra como lo hicieron en 1982. Y esta vez, nosotros estamos preparados, contamos con las fuerzas militares en las Malvinas, contamos con todos los preparativos en caso de que haya cualquier señal de que la Argentina intente eso", manifestó Rosindell.

 

El funcionario advirtió que si los argentinos ingresan "a territorio de las Malvinas o a cualquiera de los territorios británicos serán repelidos por las fuerzas británicas de su majestad la Reina". Luego agregó que: "No le permitiremos ni una pulgada de avance a la Argentina".

 

Cabe destacar la contradicción de llamar a Malvinas “territorio británico” y a la vez hablar del derecho de autodeterminación de los isleños.

 

Es obvio que Gran Bretaña está sometida a una gran presión internacional, pero aún así - o tal vez precisamente por eso - amenaza y agita su bandera de guerra. Para que su actitud no sea condenada mundialmente, quiere hacerle creer a su opinión pública y a la opinión pública mundial, que es Argentina quien quiere usar la vía militar. El gobierno argentino mostró en todo momento mucha serenidad (inusual entre sus miembros) y apela constantemente a la vía diplomática e invita a Inglaterra a negociar.

 

No obstante eso Gerald Howarth, uno de los máximos funcionarios de Defensa británicos, afirmó que Argentina no tienen la capacidad militar para recuperar las islas mediante las armas.

 

Entre tanto el general Sir Michael Jackson, ex jefe del Ejército británico advirtió a sus compatriotas que las Falkland (por Malvinas) no podrían ser retomadas si los argentinos recuperaran las islas. Afirmó que como Gran Bretaña no tiene ni portaaviones ni aviones para operar desde él, la recaptura de las islas sería imposible.

 

Mientras el gobierno de Buenos Aires sigue sumando expresiones de apoyo proveniente de todo el mundo, incluyendo a China y Rusia, el Reino Unido sigue haciendo una prepotente demostración “de fuerza”.

 

Hoy advirtió que uno de sus nuevos destructores del tipo 45, el HMS Dauntless, será enviado a Malvinas en marzo. Los británicos presentan al buque como uno de los más poderosos del mundo. El hecho es que el desenvolvimiento de estos destructores en diversas pruebas dejó mucho que desear. Aún así su envío no deja de ser un acto hostil hacia un país que busca constantemente una salida pacífica al conflicto.

 

En Argentina la causa Malvinas no es sólo la causa de su gobierno. Hasta los críticos más duros de Cristina Fernández, (que no son pocos) la apoyan en el reclamo. Lamentablemente todo parece indicar que para Gran Bretaña no es fácil deshacerse de los delirios colonialistas.