BAJO ATAQUE

27.09.2021 08:34
 
China está volviendo al comunismo más duro. Ya no se trata de si va a dejar caer una gigantesca inmobiliaria que generó una burbuja financiera o no. Xi Jinping está embistiendo contra muchas grandes empresas y no con un afán de redistribución, lo hace con ánimo de aplastar a cualquiera que asome la cabeza por encima de la pobreza permitida. Sus crecientes amenazas contra Taiwán preocuparían a cualquier líder del mundo libre, no a Joe Biden. Él y su séquito de izquierdistas liberales siguen una política similar: la destrucción del orden, de la clase media, de los niños por nacer, de los derechos individuales, de las fronteras. Estos días un grupo de guardias fronterizos quedó en la mira de los demócratas más radicales. Si bien todas las pruebas muestran la falsedad de la acusación, se los quiere castigar por haber "flagelado" a inmigrantes ilegales haitianos. Los hechos serían "peores que en los tiempos de la esclavitud". Es una mentira lisa y llana - no importa, la narrativa del Estado Profundo no se alimenta de realidades, inventa la suya propia y la repite por los medios adictos buscando que muchos la crean. Lo lograron a tal punto que Biden fue electo presidente. Poco importa que su popularidad haya caído estrepitosamente en sólo nueve meses. Está en el poder y es un idiota útil.
             
La probabilidad de que Taiwán caiga es alta y los Estados Unidos no hacen nada al respecto. Alguien podrá decir que la Casa Blanca firmó un tratado de defensa con Australia y el Reino Unido, llamado AUKUS, para acrecentar la seguridad de la región. La verdad es que los británicos están debilitados y que el pacto sirvió para desactivar un proyecto franco-australiano de construcción de submarinos, deteriorando aún más a la OTAN. La construcción de submarinos nucleares para Australia llevará décadas; los australianos se quedaron sin el pan y no habrá tortas en un plazo razonable. 
 
En su afán destructivo el Estado Profundo infiltró a la mismísima Iglesia Católica. Como católicos sabemos por fe que se trata de la verdadera Iglesia. Es precisamente por eso que está siendo infiltrada y atacada desde adentro. El Papa Francisco entregó a los católicos chinos al Partido Comunista Chino mediante un pacto negociado por el ex Cardenal Arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, un predador sexual captado en Suiza. Los verdaderos católicos son perseguidos y el Vaticano trabaja con el Partido Comunista Chino. La complicidad llega a tal extremo que cuando se firmó el AUKUS, el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin expresó: "La Santa Sede está en contra del rearme y todos los esfuerzos que se han hecho y se están haciendo son en el sentido de la eliminación de las armas nucleares porque no son la forma de mantener la paz y la seguridad en el mundo, crean aún más peligros para paz y aún más conflicto". Vaya, el cardenal está mal informado, el AUKUS no se trata de submarinos con armas nucleares sino de submarinos con propulsión nuclear. China, paradójicamente, sí tiene submarinos dotados de armas nucleares. 
 
El intento de destrucción de Occidente y del catolicismo se aceleró de modo alarmante. Europa se llenó de musulmanes. Muchos de ellos son extremistas y muchos más están llegando tras el vergonzoso abandono de Kabul. En el documento de Abu Dhabi, Francisco y el gran imán de la mezquita de Al Azhar expresan: "El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente...". ¿Perdón? ¿La Voluntad de Dios es la diversidad de religiones? No, Su Santidad.
 
Occidente y el catolicismo son atacados sistemáticamente. Muchos no lo ven o no lo quieren ver. Cuando la realidad es dura es más fácil mirar para otro lado. El problema es que esa actitud sólo agrava la situación. Muchos de quienes tienen voz y deberían hablar, callan. Con su silencio se hacen cómplices. El valor es una virtud difícil pero la cobardía de los que tiene el deber de pronunciarse tiene un precio muy alto. "Ser o no ser, esa es la cuestión" (Shakespeare).