EL GRAVÍSIMO DETERIORO MILITAR OCCIDENTAL

21.12.2021 09:39
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El 2 de octubre del corriente año el submarino de ataque rápido de propulsión nuclear USS Connecticut (SSN-22) sufrió daños después de chocar con un monte submarino mientras maniobraba en el Mar del Sur de China. Once marineros resultaron heridos y tres de sus oficiales, incluido el capitán, fueron relevados por "pérdida de confianza". El 15 de diciembre la Fuerza Aérea de los Estados Unidos probó el cohete impulsor de su misil hipersónico AGM-183A ARRW. El artefacto ni siquiera se separó del ala del bombardero estratégico B-52H que lo portaba. En su etapa de desarrollo los lanzamientos de ese tipo de cohetes pueden fallar. El problema es que se trata de la tercera falla consecutiva del AGM-183A. En octubre el Pentágono habría probado otro misil hipersónico; la prueba también fue fallida.
 
Un misil hipersónico vuela a una velocidad varias veces superior a la del sonido, usualmente lo hace a baja altura y con maniobras evasivas por lo que es muy difícil detectarlo y más difícil aún detectarlo a tiempo como para destruirlo. Los chinos y los rusos hicieron importantes avances en la materia y superan ampliamente a los EEUU en ese aspecto. Si se toma en cuenta que al menos algunos misiles hipersónicos pueden volar grandes distancias y portar ojivas nucleares, es fácil percibir que los norteamericanos están en problemas.
 
Los EEUU estructuraron su poder militar en torno a grandes portaaviones, a bombarderos estratégicos y a submarinos. También tienen misiles balísticos, de hecho algunos pueden ser disparados desde submarinos. Por eso hemos mencionado el incidente del USS Connecticut. No es un submarino capaz de portar misiles balísticos pero el hecho de que la tripulación de la nave cometiera un error grave en el Mar del Sur de China es motivo de alarma. Es obvio que con la aparición de los misiles hipersónicos, los grandes portaaviones perdieron parte de su valor estratégico y que los EEUU dependerán mucho de sus submarinos. En ese contexto la pérdida de confianza en la tripulación de uno de ellos es un hecho grave.
 
 
Submarino ruso de la Clase Borey - Foto: mil.ru
 
No son sólo los EEUU. El otrora poderoso Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte redujo mucho el número de sus submarinos y construyó los dos portaaviones más grandes de su historia. Ahora los propios británicos admiten que no tienen con qué defenderlos. Sus destructores antiaéreos tienen serios problemas de propulsión y sus fragatas son escasas y camino a convertirse en obsoletas. Ni siquiera queda claro si sus misiles antibuque están en condiciones de ser disparados o no.
 
Si a lo arriba descrito agregamos el hecho de que el gobierno estadounidense está encabezado por un presidente con un avanzado deterioro físico y mental y que su vicepresidente es una mujer sin la menor experiencia administrativa y poco conocedora de la política internacional, comprenderemos por qué rusos, chinos, iraníes y hasta norcoreanos se sienten a sus anchas. Los EEUU eran el país líder del mundo libre, el garante de las democracias occidentales, de los verdaderos derechos humanos. Ahora tiemblan ante Rusia.