EL SUBMARINO DE ATAQUE BRITÁNICO HMS TIRELESS FUERA DE SERVICIO POR FUGA DE REFRIGERANTE DEL REACTOR

19.02.2013 17:21

 

En primer lugar pedimos disculpas a nuestros lectores por la demora en la publicación de esta noticia que conocemos desde ayer, pero que nos fue imposible confirmar antes. De hecho cuando en nuestra nota de hoy sobre el estado de las fuerzas armadas británicas describíamos el estado delicado de los submarinos británicos, ya conocíamos algunos pormenores del incidente que describimos a continuación.

 

El submarino de ataque de la clase Trafalgar de la Marina Real británica HMS Tireless se vio obligado a regresar a su base en Devonport, después de haberse detectado una fuga de refrigerante en el compartimiento del reactor. El Tireless habría estado haciendo ejercicios frente a la costa oeste de Gran Bretaña cuando fue descubierta la fuga.

 

Inicialmente el Tireless regresó a la Base Naval Faslane, en Escocia, donde se inspeccionó la fuga y de ahí fue enviado a Plymouth para que se le efectúen las reparaciones necesarias. Se estima que el submarino quedará fuera de servicio por reparaciones en dique seco por unos plazo de hasta diez meses, aunque fuentes de la Royal Navy dijeron que es demasiado pronto para hablar sobre el tiempo que demandarán los arreglos.

 

Por su parte la Royal Navy expresó que no tiene ninguna intención de someter a revisación técnica a los demás submarinos de la clase Trafalgar, una clase que no estuvo exenta de problemas e incidentes serios.

 

El propio Tireless tiene antecedentes en ese sentido y ésta es la segunda vez que tiene un problema en su reactor. En mayo del año 2000 tuvo que ser retirado del servicio por 12 meses, tiempo que permaneció en Gibraltar, después de descubrírsele una fuga radiactiva.

 

En 2007, dos submarinistas a bordo del HMS Tireless murieron a raíz de la explosión de un generador de oxígeno, mientras la nave se hallaba sumergida bajo el hielo del Ártico.

 

En el 2010 se descubrió que, las válvulas diseñadas para liberar la presión de los generadores de vapor en caso de emergencia de este submarino y del HMS Turbulent, estaban bloqueadas y que los submarinos habían estado operando con las mismas en esas condiciones.

 

El HMS Tireless debió ser retirado del servicio este año, pero los británicos decidieron retenerlo en actividad por cuatro años más debido al retraso de la entrada en servicio de la también problemática clase Astute.

 

Recordemos que entre las múltiples dificultades y accidentes que sufrió el prototipo de la clase, el HMS Astute, se registró una encalladura. El hecho tuvo lugar el 22 de octubre de 2010, durante un cambio de personal desde y hacia la costa. La comisión investigadora aseveró que esa maniobra se hizo sin un plan preconcebido y sin seguir los procedimientos indicados para tales casos.

Por su parte el HMS Ambush, el segundo de los navíos clase Astute, se demoró mucho en lo que respecta al inicio de sus pruebas de mar. Problemas de seguridad en el sitio dónde finalmente se efectuaron pruebas sobre su reactor, hicieron que la Oficina de Regulación Nuclear (ONR - Office for Nuclear Regulations) prohibiera los ensayos. Las pruebas se habrían iniciado finalmente en septiembre del año pasado.
 

Volviendo a la clase Trafalgar, las naves que componen la misma son submarinos de ataque (SSN) de 4.700 toneladas y están armados con hasta 30 misiles crucero Tomahawk y torpedos Spearfish, y tiene una tripulación de 148 marineros. Los Tomahawk, si bien son misiles crucero (no balísticos), pueden ser armados con una carga nuclear.
 

El Reino Unido cuenta también con los submarinos portadores de misiles balísticos con cabezas nucleares de la clase Vanguard. Recientemente el submarino HMS Vigilant, perteneciente a esta clase, sufrió la ruptura de su timón durante su primer despliegue después de un reacondicionamiento general que insumió tres años y varios millones de libras.

Dado que los propios británicos aseguran que la presencia de submarinos nucleares en el Atlántico Sur es un hecho rutinario, esperamos que el gobierno argentino y sus aliados de la región vuelvan a condenar enérgicamente ese atropello y demanden las garantías de que estas naves tan peligrosas permanezcan alejadas de las aguas de soberanía argentina y del Atlántico Sur en general.

 

A su vez el gobierno hará bien en dotar a la Armada Argentina del presupuesto necesario para poner en condiciones las aeronaves de patrullado marítimo, los aviones y helicópteros antisubmarinos y las naves de superficie y submarinas necesarias para disuadir a los británicos de enviar estas verdaderas bombas de tiempo a la región. Hay hechos con los que no se debe ser tolerante y le compete al gobierno tomar las medidas necesarias para prevenirlos.