EN EL RETRETE DE LA HISTORIA

29.03.2022 09:41
 
Sólo un puñado de medios internacionales lo admite pero Mariupol está en manos rusas. Posiblemente quede algún pequeño foco de resistencia, pero no más que eso. Se desconoce qué sucedió con el Comandante del Batallón Azov, a quien se intentó evacuar ayer. Según fuentes rusas y serbias, un helicóptero Mi-8 que participaba de la operación de evacuación habría sido derribado, cayendo en el Mar de Azov. Se desconoce si el Comandante Denys Prokopenko estaba a bordo del mismo. Sea como fuere, el corredor entre Crimea y las repúblicas separatistas de Lugansk y Donetsk quedó cerrado. Cuando se destruya el último foco de resistencia, las tropas que sitian la ciudad quedarán disponibles para otras acciones. La pregunta es hacía dónde se dirigirán. Putin dice que centrará sus esfuerzos en el este, en el Donbás. No hay por qué creerle, la presión sobre Kiev todavía no cedió.
 
Ayer mencionábamos que, en Polonia, Joe Biden dijo que Putin no debía seguir gobernando Rusia. Sus funcionarios tuvieron que salir a "aclarar" sus palabras. El problema es que Biden no termina de retractarse. Muchos analistas estadounidenses opinan que el presidente dijo en voz alta lo que se está tramando pero no debía trascender al público: que los EEUU están buscando destronar a Putin. Los EEUU se han pasado las dos últimas décadas deponiendo o intentando deponer gobiernos en todo el mundo, comenzando con la sangrienta Guerra de Irak en el 2003. Ese es un buen plan de acción para la industria bélica estadounidense. Cuando Donald Trump cambió de política, el blanco del complot fue él. Hillary Clinton y la prensa del Estado Profundo lo enlodaron. Perdió las elecciones en medio de fuertes sospechas de fraude por parte de los demócratas. Putin escucha las palabras de Biden; recuerda el golpe contra Trump y seguramente no tiene muchas ganas de negociar un alto al fuego.
 
Rebeldes separatistas en Donetsk en el año 2015 - Foto: Andrew Butko creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en (la imagen original ha sido redimensionada)
 
Según algunos analistas serios, a Putin le quedan aproximadamente dos tercios de su total de misiles con capacidad de ataque a tierra. Dado que se sabe el blanco de un intento estadounidense por derrocarlo, posiblemente no quiera detener las acciones bélicas. Después de todo tiene un as muy grande en la manga: la amenaza nuclear. Sabe además que, Joe Biden le teme al punto que ni siquiera dejó que los polacos entregaran sus MiG-29 a los ucranianos. Ucrania se desangrará defendiéndose con misiles antitanque y misiles antiaéreos portátiles. Nada de eso podrá impedir su destrucción, solo la hará más sangrienta.
 
Entre tanto Biden prosigue sus esfuerzos para llegar a un acuerdo con los iraníes que están lanzando misiles a diestra y siniestra mientras siguen financiando ataques terroristas. De lograrse el acuerdo, Rusia seguirá ayudando a Irán a desarrollar su programa nuclear, por lo que recibirá el dinero iraní ahora congelado por las sanciones impuestas por Trump. No sólo eso, los rusos podrán comprar el excedente de material radiactivo. Los israelíes ya saben que quedaron librados a sus propios medios. Irán tiene misiles balísticos de sobra y el acuerdo no los obligará a deshacerse de los mismos. Xi Jinping sonríe ante tanta estupidez, mira a Corea del Norte y su último lanzamiento de un misil balístico intercontinental y se da cuenta que el balance regional le resulta favorable. El gobierno de Taiwán mira con preocupación. No debería ser el único. Algunos sostienen que la Tercera Guerra Mundial ya empezó. Tal vez, en todo caso estamos al borde de la misma. Puede ser que Putin pase a la historia como un hombre cruel y sanguinario. Biden no merece ni ese calificativo. Si la historia tiene un retrete, su nombre debería ser puesto en el mismo. Habrá que hacer fila para tirar de la cadena. 
 
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