EUROPA, SIN GAS, PODRÍA ESTALLAR EN LLAMAS

16.06.2022 08:38
 
Los Estados Unidos destinarán otros 1.000 millones de dólares para apoyar el esfuerzo de Ucrania en su guerra con Rusia. ¿Qué pasó con los 40.000 millones de dólares de la última ayuda aprobada? No sabemos. Los Estados Unidos están atravesando su mayor brote inflacionario en 40 años y el mismo tienen poco que ver con el conflicto bélico. Biden impulsa una agenda radical de energía verde que poco y nada tiene que ver con la realidad planetaria. Muchos, ven detrás de las políticas de Biden un intento por llevar a los Estados Unidos al marxismo. Suena descabellado pero es bastante real. El problema es que nadie consideró que tanta destrucción se daría tan rápido y se acercan las elecciones primarias. La gente está harta de los precios sin precedentes de la nafta (gasolina); de la delincuencia; de tanto inmigrante ilegal; de los esfuerzos por corromper a los niños; de la promoción del odio racial. Entonces Biden sale a dar algún discurso y empeora todo. Vocifera incoherencias en voz alta sin darse cuenta siquiera que sus gritos están muy alejados de la realidad. Lo peor es que está gastando un millón de litros de reservas de petróleo por día y no logra frenar la estampida en el precio de los combustibles. Los árabes no quieren responder a sus llamadas telefónicas. Viajará a rogarles en persona que bombeen más petróleo. Norteamérica se pondrá en la situación de Venezuela que le compra petróleo a Irán.  
 
El estadounidense promedio quiere una vida normal, quiere disfrutar del sueño americano que le fue arrebatado de la noche a la mañana. No puede, todo es demasiado caro. Las familias americanas gastarán en promedio 9.000 dólares más que el año pasado para comprar lo mismo que compraron en el 2021. No a todos les alcanzará el dinero. Algunos productos ya ni siquiera se consiguen. El entorno de Biden empezó a percibir el descontento que crece vertiginosamente. Así y todo el presidente quiere postularse para un nuevo mandato a partir del 2024. El hombre, perverso, también está tan senil que casi no se da cuenta de su propia condición. Los demócratas ya iniciaron una operación para sustituirlo. Su reemplazo no será Kamala Harris, obviamente. Todo apunta a que se desempolvará a Barack Obama y a su esposa. Ellos son los probables candidatos demócratas para la próximas elecciones generales. Hay un problema, el deterioro cognitivo de Biden es constante y cada vez más evidente. La pregunta que queda flotando es ¿llegará Biden al final de su actual mandato? Esa incertidumbre no tranquiliza a nadie.
 
No es difícil imaginar lo poco interesados que están los estadounidense del llano en la guerra proxy o por poder en Ucrania, en el extremo oriental de Europa, que ya costó decenas de miles de vidas. De hecho el europeo promedio ya tampoco ve con simpatía a Voldímir Zelenski, presidente de un país que no logró entrar en la Unión Europea por sus altos niveles de corrupción. El propio Volodímir había depositado su fortuna en cuentas en el extranjero. Además no estaría en el poder si no hubiera sido por el Euromaidán, una serie de manifestaciones y disturbios europeístas y nacionalistas de Ucrania que derrocaron al presidente Víktor Yanukóvich, líder de la formación política prorrusa Partido de las Regiones. Los hechos comenzaron a fines de noviembre de 2013 y Ucrania nunca fue aceptada en la comunidad europea. De todos modos los europeos están pagando el precio de tanta insensatez. Hoy los rusos cerrarán aún más las llaves de paso del oleoducto Nord Stream, agravando la crisis energética en el Viejo Continente, también golpeado por la inflación pero en menor medida que los EEUU. La inflación europea es mayormente circunstancial, la estadounidense se está convirtiendo en estructural.
 
Mientras la opinión pública mira a Ucrania está perdiendo de vista otro probable conflicto bélico, la invasión de Taiwán por parte de China. Los chinos miran a los norteamericanos desgastarse en su apoyo a Kiev. Son aliados circunstanciales de Putin pero miran con interés la prolongación del conflicto. Los EEUU no pueden pelear dos guerras de gran envergadura al mismo tiempo. Tal vez eso explique, en parte, tanta promesa hecha a Zelenski luego incumplida. Las armas fluyen a Ucrania a un ritmo extremadamente lento. Cada país de la OTAN tiene su propia burocracia interna, su propio miedo a una escalada y, no por último, sus propias necesidades defensivas y ofensivas. Una de la excepciones a la fatiga generalizada es Polonia, que hace redoblar los tambores de guerra sin cesar. Por Polonia entran a Ucrania la mayoría de las armas occidentales, posiblemente por ahí pasen próximamente los sistemas de artillería de lanzadores múltiples prometidos por Occidente. En cualquier momento Putin podría perder su habitual relativa calma, algún oficial ruso podría perder los nervios, un misil podría fallar en lograr su objetivo en el oeste de Ucrania y la OTAN se vería forzada a decidir entre responder o mirar para otro lado. El mundo está jugando con fuego, Varsovia podría estallar en llamas.
 
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