GRAN BRETAÑA Y SU DUDOSA CONDICIÓN DE POTENCIA MILITAR INDEPENDIENTE (segunda y última parte)
Por otra parte estos días trascendió que el Ministerio británico de Defensa (MoD) adjudicó dos contratos referidos a la adquisición de elementos necesarios para el programa de submarinos portadores de misiles balísticos con ojivas nucleares (SSBN) Successor, que sustituirán a la clase Vanguard a partir del año 2028. El Reino Unido no tiene lo necesario para “proteger sus intereses” en el presente, pero ya gasta a cuenta de un proyecto que todavía no fue formalmente aprobado. Se está aplicando la política del hecho consumado. No será difícil para el lector imaginar cuál fue la empresa beneficiada: BAE Systems.
BAE Systems, es a nuestro entender una empresa casi oligopólica, que entregó productos tan problemáticos como los submarinos HMS Astute y HMS Ambush y los destructores tipo 45, dos de los cuales ya presentaron problemas de propulsión. BAE Systems también es parte de la Aircraft Carrier Alliance, una sociedad única entre los sistemas de BAE, Thales UK, Babcock y el Ministerio de Defensa del Reino Unido, que está construyendo los portaaviones clase Queen Elizabeth.
Alegando razones de seguridad nacional, la legislación británica permite que una única empresa pueda proporcionar la capacidad especializada utilizada por las Fuerzas Armadas. Para aclarar lo expresado sin caer en la descripción de las disposiciones legales que permiten que eso suceda, digamos que el 48% de los contratos del sector de defensa británico están en manos de una sola empresa. Es más, son muchos los que están en manos de la misma empresa.
El problema derivó en una consecuencia predecible. Al no haber competencia por ofrecer determinada capacidad, las ganancias de las empresas involucradas alcanzan cifras que no alcanzarían si tuvieran que competir con otras firmas. En algún momento de este año Philip Hammond afirmó que quería resolver el problema…
Lo curioso es que la Royal Navy, que carece de personal, buques de escolta, de momento de portaaviones y de insuficiente cantidad de submarinos de ataque en condiciones operativas, sí recibirá - según los planes del MoD británico - los SSBN Clase Successor. El costo total de diseñar, construir y operar las anacrónicas naves a lo largo de toda su vida útil ascendería a 100 mil millones de libras. Pero el titular de la cartera de defensa británica sabe cómo equilibrar la balanza a la hora de comunicar la noticia a los contribuyentes británicos: el proyecto permite mantener 2.000 puestos de trabajo. ¿Cuántos podrían generarse si el mismo dinero se invirtiera en obras de infraestructura con alta necesidad de mano de obra como podrías ser la construcción de viviendas?
La cuestión no termina allí. Hasta donde sabemos - siempre queda un margen de duda y de error en temas tan sensibles - los misiles Trident que portan los SSBN británicos dependen para su direccionamiento de satélites estadounidenses. ¿Dónde queda en ese caso la soberanía británica?
Hace tiempo que los británicos no disponen de los medios necesarios para continuar siendo un imperio. Pero el tema parece ir más lejos. Ahora los británicos parecen estar al servicio de una política internacional que no conlleva ningún beneficio para el contribuyente común. El beneficio es, en todo caso, para un puñado de empresas y para una actividad a nivel mundial que poco tiene que brindar al Reino Unido. Los ingleses deberán aceptar el hecho de que ya no son un imperio. Superada esa herida narcisista podrán seguir construyendo una nación próspera.
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