INFORME SOBRE EL ESTADO DEL PROGRAMA DEL CAZABOMBARDERO F-35 (SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)

19.06.2019 00:25
 
El ascenso al gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica de Donald Trump dio lugar al inicio de una suerte de guerra comercial con China. Esto podría afectar al programa del F-35 y otros sistemas de armas norteamericanos. Las armas avanzadas de EE. UU. tales como los cazabombarderos furtivos F-35, los destructores y cruceros con el sistema de Aegis (programa de la Agencia de Defensa de Misiles Estados Unidos desarrollado para proporcionar una defensa contra misiles balísticos) y los misiles Tomahawk dependen de componentes fabricados con elementos de tierras raras que se originan casi exclusivamente en China. En lo que sería una respuesta a la presión estadounidense contra la empresa Huawei, los chinos amenazan con suspender el suministro de tierras raras a los norteamericanos.
 
Tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y el grupo de los lantánidos. En algunos casos son elementos escasos en la corteza terrestre, otros son más abundantes pero es muy poco común encontrarlos en una forma pura, aunque algunos de ellos están presentes en todo el mundo. El problema es que los EE. UU. los reciben de China y no hay una alternativa fácil a los materiales provenientes del país asiático. El programa del F-35 podría ver agravados sus problemas logísticos por una cuestión político-comercial.
 
Las tierras raras no los la única forma en que los chinos están involucrados en el programa F-35. La empresa británica Exeption PCB produce placas de circuitos impresos para los aviones de combate F-35. El problema es que desde el año 2013 pertenece a la china Shenzhen Fastprint. Si bien desde el Ministerio de Defensa británico se asegura que la participación de Exeption PCB en la cadena suministros de componentes de los F-35 no crea riesgos, otros aseguran que en dichos componentes es posible integrar tecnología como un chip, sin el conocimiento de los responsables del programa. Los circuitos en cuestión controlan muchas de las capacidades principales del F-35.
 
Los responsables del programa del Joint Strike Fighter dejaron algunos cabos sueltos en materia de logística y seguridad. Los mismos no parecen fáciles de resolver y podrían complicar aún más la posibilidad de lograr la plena operatividad de los F-35 en un plazo razonable.
 
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