LA BATALLA DEL ATLÁNTICO - DÉCIMA PARTE: LA GUERRA SUBMARINA LLEGA A AGUAS NORTEAMERICANAS

29.01.2013 08:35

 

En diciembre de 1941 los Estados unidos entraron en guerra con Japón. El 9 de diciembre, apenas dos días después del ataque a Pearl Harbor, Hitler levantó las restricciones impuestas sobre las operaciones de los submarinos contra los buques norteamericanos. Dos días más tarde Alemania declaró la guerra a los estadounidenses, formalizando una situación existente desde septiembre.   

 

Un nuevo escenario operativo se abrió para los U-Boote y seis unidades fueron enviadas a aguas norteamericanas (otros historiadores citan el número de cinco).

 

Las medidas defensivas tomadas por los norteamericanos eran prácticamente nulas. Las naves mercantes navegaban como en tiempos de paz, con todas las luces encendidas y manteniendo los canales de radio abiertos constantemente, originando una permanente filtración de información muy valiosa.

 

Los estadounidenses comenzaron a usar el sistema de convoyes recién en mayo de 1942. Hasta entonces los sumergibles alemanes hundieron más de tres millones de toneladas en aguas norteamericanas. Las operaciones en esas aguas significaron la entrada en servicio de las primeras “vacas lecheras”. Gracias a este nuevo medio de suministro a sus submarinos, las unidades alemanas pudieron dilatar su permanencia en la zona, lo cual se reflejó en los resultados.

 

En el mes de enero de 1942 en las costas de EEUU los alemanes hundieron 25 barcos mercantes. A mediados del mismo mes el contingente de submarinos alemanes en la zona fue reforzado con el envío de cinco U-Boote más, con uno sexto que se les unió en marzo. Con el incremento de unidades en servicio se logró que la cifra de hundimientos en el Atlántico en marzo del ‘42 alcanzara el récord de 273 naves hundidas, con un total de 834.000 toneladas para ese mes.

 

Cuando los norteamericanos lograron poner sus sistemas de defensa a punto, Dönitz desplazó la zona de operaciones hacia el Caribe y el Golfo de México. Esos fueron los segundos “tiempos felices” de los submarinistas alemanes.