LA EDAD DE LOS ESCOMBROS

05.11.2022 12:38
 
Cuando inició la Operación Militar Especial, Vladimir Putin desoyó el consejo de sus generales que le sugirieron destruir a las fuerzas armadas ucranianas de un sólo golpe - rápido y letal. El autócrata ruso parece haber pensado que Occidente estaba dispuesto a minimizar los daños y resolver las cosas por las buenas de modo que en ningún momento empeñó en la operación a más del 20% de sus fuerzas. Se equivocó. Ahora hará caso a sus comandantes, por eso movilizó a unos 300.000 reservistas.
 
Los Estados Unidos y los Países Bajos están reacondicionando 90 tanques T-72 checos para entregárselos a Ucrania. Un primer lote de esos tanques sería entregado el mes próximo. Los norteamericanos también reacondicionarán viejos misiles antiaéreos Hawk que entraron en servicio en 1959 y fueron desplegados en Vietnam. También pondrán en condiciones unos 250 vehículos blindados de seguridad que el ejército estadounidense no usa en combate; son de dotación de su Policía Militar. Los trabajos de puesta a punto se harán en varias etapas, claro. Los paquetes de ayuda militar para los ucranianos son cada vez más modestos. Se está enviando lo que se puede, no lo que Kiev realmente necesita. La logística asociada a una asistencia tan variopinta es complicadísima en un país bajo el constante ataque de drones y misiles rusos. Rusia por su parte tiene un constante suministro de nuevos tanques saliendo de sus plantas de producción. Putin también está modernizando unos 600 carros de combate T-62. Eso no significa que no tenga tanques suficientes, simplemente irán a engrosar las reservas más rápidamente disponibles y dotarán de material pesado a las milicias de los territorios anexados. Incluso se menciona que Moscú habría recibido unos 90 tanques de Bielorrusia.
 
Aunque Ucrania recibiera más equipo pesado del que está planeado suministrarle, le serviría de muy poco. Los videos de las zonas de combate muestran vehículos blindados avanzando solitarios hacia las fuerzas rusas. No hay combustible para más. En los pocos suburbios de Bakhmut en que todavía hay efectivos de Kiev, los mismos están siendo atacados por lanzallamas pesados del Grupo Wagner. La escenas que pueden observarse recuerdan a las de Mariupol, donde el Grupo Azov fue sepultado bajo las ruinas que dejaron la aviación y la artillería rusas. Lo que quedó de la ciudad no fueron escombros, fue polvo.
 
El invierno se acerca y la OTAN sigue fogoneando la guerra, con el Reino Unido a la cabeza. Es la bravata vana e insensata de una Alianza Atlántica que avanzó en los papeles pero que no invirtió mucho en armamento. Donald Trump lo dijo con toda claridad. Ahora Europa se está quedando casi sin combustible y sin armamento suficiente. Su socio, los EEUU, estaría a punto de invadir Haití; mantiene un conflicto abierto con China y otro con Corea del Norte. Irán, un país capaz de construir una bomba nuclear gracias a la ineptitud de las administraciones demócratas, terminó proveyendo armas a Putin. El invierno se acerca y el suelo ucraniano se congelará. Entonces es muy altamente probable que los rusos avancen. Si la OTAN sigue involucrándose, Putin podría no detenerse en el Dniéper, ni siquiera en la frontera con Polonia. Los siguientes podrían ser los últimos meses de Europa. Después su historia podría terminar; después la cuna de la civilización occidental y cristiana podría desaparecer. Ya le faltan el gas, el petróleo y el suministro eléctrico. Cierre los ojos e intente guardar alguna imagen bonita del Viejo Continente; después parte del mismo podría volver a la edad de piedra - o a la del polvo. Rece.