LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOCTAVA PARTE: LA OFENSIVA ALEMANA HACIA EL VOLGA Y EN EL CÁUCASO (continuación III)

19.09.2013 15:35

 

Stalingrado, que terminó adquiriendo un gran valor simbólico, psicológico y propagandístico, era un poderoso centro industrial, de alrededor de 600.000 habitantes, que producía más del 25% de los motores que se montaban en los camiones y tractores de la URSS. En la ciudad también se producían tanques, cañones, municiones, productos químicos y derivados del petróleo.

 

Los alemanes no intentaron rodear la ciudad, que se extendía por casi 50 kilómetros a lo largo de la orilla oeste del Volga, aunque su ancho máximo era de alrededor de 10 kilómetros. Sin tener en cuenta estas características, que hacían que Stalingrado fuera difícil de tomar, los germanos lanzaron un ataque directo. Los rusos hicieron llegar refuerzos a través del río.

 

Mientras los alemanes avanzaban y creían estar a punto de tomar la ciudad, los soviéticos reunieron en la zona una impresionante cantidad de efectivos y material de guerra. El 19 de noviembre atacaron el flanco norte teutón. El 20 un ataque soviético en el sur, también fue exitoso. El 23 de noviembre la pinza del Ejército Rojo se cerraba al oeste de Stalingrado. El 6º Ejército germano quedó aislado. El General Paulus podría haber roto el cerco y escapado, pero su rígida formación disciplinaria lo hizo obedecer las órdenes de Hitler de quedarse y luchar. En teoría sería abastecido por medio de aviones.

 

El Mariscal de Campo Erich Von Mainstein lanzó un ataque hacia la ciudad, con el 4º Ejército Panzer, con el fin de aliviar la situación de los sitiados. Sus unidades quedaron frenadas por los soviéticos a unos 50 kilómetros de la ciudad. Von Mainstein aconsejó a Paulus que intentara romper el cerco, pero éste no estaba dispuesto a hacerlo sin el permiso de Hitler. El líder alemán se lo negó. El Ejército Rojo atacó al 4º Ejército Panzer, que debió retroceder. Por otra parte el reabastecimiento aéreo de Paulus también fracasó. El clima y la fuerza aérea soviética impidieron el normal flujo de suministros desde el aire.

 

El 31 de enero de 1943 Paulus se vio obligado a rendirse.