LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMOCUARTA PARTE: LA INVASIÓN ALEMANA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA (continuación VIII)

28.06.2013 16:04

 

Una estrategia confiable debe basarse en información confiable. Los soviéticos habían sido subestimados. Al acercarse a los ríos Dvina y Dniéper los alemanes tuvieron que enfrentar la dura resistencia del Frente de Reserva. Había otras dificultades. A medida que las unidades del Ejército Rojo se hallaban a punto de ser derrotadas, las fábricas de armas iban siendo desmontadas y su maquinaria enviada hacia el este. Además los cultivos eran quemados, al igual que las instalaciones energéticas e industriales que no podían ser desmontadas. También eran destruidos carreteras, puentes, vías férreas y todo material que podía ser útil a los alemanes. Para los germanos comenzaba un problema logístico que pronto se convertiría en una verdadera pesadilla. Además, en las zonas que caían en poder de los alemanes se formaban grupos de combatientes irregulares, lo que complicaba aún más a la retaguardia germana.

 

Así y todo el avance alemán prosiguió. Los soviéticos habían tratado de establecer una línea defensiva que corriera de norte a sur a la altura de Smolensk, pero Guderian y Hoth lograron cerrar una pinza al este de esa localidad. Pero más hacia el oriente la resistencia era muy dura y se producían violentos contraataques. Como la logística alemana entró en crisis debido al colapso del transporte ferroviario, el 30 de julio los altos mandos alemanes tuvieron que ordenar la detención del Grupo de Ejércitos Centro. El mismo reagrupó sus fuerzas y sus tropas recibieron un breve descanso mientras llegaban los suministros. Después de todo, otro ejército había precedido al alemán en la aventura rusa y su comandante, Napoleón Bonaparte, había establecido la máxima de que “un ejército marcha sobre su estómago”.

 

La orden de detención dada al Grupo de Ejércitos Centro tenía una razón adicional. Hitler no estaba convencido de la importancia de conquistar Moscú. La mayoría de las formaciones Panzer deberían ser cedidas a los otros dos grupos de ejércitos. Antes de atacar Moscú habría que alcanzar Leningrado, en el norte y conquistar la zona minera e industrial del Donetz, en el este de Ucrania. Se suele criticar mucho a Hitler por esa decisión, a la que muchas veces se atribuye la derrota alemana en Rusia. Recordemos que Napoleón entró en Moscú - vacía y quemada - y debió retirarse de ella no tanto por presión militar como por el hecho de que los estómagos de sus soldados estaban vacíos. Por otra parte la capacidad rusa de generar nuevas unidades probablemente hubiera empujado a los alemanes fuera del territorio conquistado, aun cuando la propia Moscú hubiera caído. Además la pesadilla logística alemana estaba a punto de adquirir dimensiones dantescas.