LA ESTRATEGIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - DECIMONOVENA PARTE: RETIRADA ALEMANA DEL CÁUCASO
09.11.2019 14:32
Cuando la batalla de Stalingrado ya estaba casi perdida, a fines de diciembre de 1942, los alemanes veían como los rusos abrían una brecha de 150 kilómetros de ancho en su frente sur debido al desmoronamiento del Octavo Ejército Italiano. Así los soviéticos quedaban en posibilidad de dirigirse al sur, hacia el río Donets en su confluencia con el Don y hacia la localidad de Rostov, en la desembocadura del Don en el Mar de Azov. De ese modo parte de las tropas del Eje que se encontraban en el sur de Ucrania y todas las tropas que avanzaban en el Cáucaso corrían el riesgo verse separadas del resto de las fuerzas germanas.
El Mariscal de campo Von Manstein comprendió que era posible cerrar la brecha si los tanques eran concentrados en la zona de la perforación soviética en lugar de estar desparramados por todo el frente. Para cerrar esa brecha también necesitaba las tropas del Cáucaso lo cual implicaba una cesión del terreno ganado. Retirada era una palabra que Hitler no quería escuchar. Alegaba que Alemania necesitaba el petróleo de Bakú. Eso podía ser cierto pero implicaba un altísimo riesgo de perder todas las fuerzas de la región caucásica. Además Manstein quería tratar de sacar al Sexto Ejército alemán de Stalingrado y si eso no era posible al menos restablecer la continuidad del frente. El Primer Ejército Panzer, por ejemplo, estaba a 600 kilómetros al sudeste de Rostov. Para salvarlo el Cuarto Ejército Panzer debía mantener abierto un paso cerca de Rostov para permitir el retroceso de las tropas del Cáucaso.
No sería fácil: durante las conversaciones de Hitler con Manstein, la tropas soviéticas ya había cruzado el Donets y amenazaban con encerrar no sólo al Primero Panzer sino también al Cuarto Panzer. El pronto rescate del Primer Ejército Panzer era vital para poder retrasar el avance ruso hacia el Mar de Azov antes de que ambos Ejércitos Panzer quedaran cortados del frente que se estaba derrumbando y antes de que las líneas de comunicaciones en Dnepropetrovsk fueran alcanzadas por el enemigo.
No viene al caso analizar si Hitler cedió o si Manstein interpretó a su mejor conveniencia las órdenes y los silencios del líder alemán pero hacia fines de enero el Primero Panzer cruzó por la zona de Rostov, se puso a salvo y golpeó hacia el norte protegiendo el tambaleante flanco izquierdo de Von Manstein. Comenzaba así una de las retiradas más memorables y mejor conducidas de la Segunda Guerra Mundial.
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