LA SITUACIÓN DE LA ROYAL NAVY SEGUIRÁ EMPEORANDO (primera parte)

14.04.2014 15:39

 

El 5 de diciembre de 1994 Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña firmaron un acuerdo con Ucrania por el cual los tres primeros países garantizaban la unidad territorial de esa ex república soviética, a cambio de que misma renunciara a las armas nucleares. El lunes 3 de marzo la ex primer ministro ucraniana Yulia Timochenko dijo que la ocupación por parte de Rusia de la península ucraniana de Crimea, no sólo era una declaración de guerra contra el país sino también contra Estados Unidos y Gran Bretaña, que firmaron este pacto en Budapest en 1994

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Obviamente Timochenko olvidó la historia, en particular a aquella previa a la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces la pusilanimidad inglesa se mostró en su política de “apaciguamiento” frente al nacismo, la cual tuvo más de comodidad, ingenuidad y miedo que de verdadera y madura vocación de paz. Esa misma permisividad falló en reaccionar ante el expansionismo italiano. Francia también tuvo su cuota de actitud pasiva. La pusilanimidad anglo-francesa y su falta de compromiso con los acuerdos firmados llegaron a tal punto que cuando la Sociedad de Naciones impuso pequeñas sanciones y un embargo a Italia por su ataque a Abisinia, Gran Bretaña y Francia siguieron vendiendo petróleo a los italianos.

 

La ex ministro Timochenko también parece olvidar que la historia suele repetirse. Ucrania ya perdió Crimea y corre el riesgo de perder algunas localidades cercanas a la frontera ruso-ucraniana. Los Estados Unidos prácticamente no reaccionaron, Europa menos. De hecho aún si quisiera hacerlo, Europa no podría reaccionar en una forma convincente. No nos interesa aquí analizar el estado de las fuerzas armadas de todos y cada uno de los estados europeos. Nos interesa poner la lupa sobre Gran Bretaña, en particular sobre su Marina Real.

 

Terminada la Guerra Fría, los países europeos fueron bajando la guardia y adecuando sus aparatos de defensa a sus respectivas economías más que a sus necesidades estratégicas. No se los puede culpar por eso, pero ahora está claro que cometieron una negligencia grave, o al menos un serio error de apreciación.