LAS PUERTAS DEL INFIERNO: OLOR A AZUFRE EN EL VATICANO

22.09.2021 11:51
 
El Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, está dejando tambalearse seriamente a la gigante inmobiliaria china Evergrande. No faltan quienes afirman que la precaria situación financiera de la empresa está arrastrando consigo la economía del Gigante Asiático. Opinamos que es al revés. Xi Jinping está intentando destruir todo lo que pueda parecerse al libre mercado en su país, aun a costa de una crisis. 
 
En Estados Unidos los demócratas avanzan con la destrucción de la frontera sur del país; con la promoción de la Teoría crítica racial, de corte netamente marxista; con la acumulación de poder en manos del gobierno federal a costa de los gobiernos estatales y con la destrucción de la clase media. Las cuarentenas innecesariamente prolongadas apuntaron a eso. Muchas pequeñas y medianas empresas quebraron o quedaron al borde de hacerlo.  
 
Ayer se supo que a partir del 1 de octubre, sólo se permitirá la entrada al Vaticano a quienes dispongan del Green Pass vaticano, el Green Pass europeo y un certificado verde Covid 19 extranjero que acredite la vacunación o la curación del SRAS-Cov-2, o una prueba molecular o antigénica rápida con resultado negativo para el virus. Así lo anuncia Vatican News. La ordenanza recoge una recomendación del Papa Francisco. Es el mismo Papa que apoyó al abortista Biden en su campaña contra Donald Trump. Es Su Santidad quien entregó a los católicos chinos al Partido Comunista Chino, mediante un pacto negociado por el ex Cardenal Arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, el más grandes predador sexual que haya tenido la jerarquía eclesiástica. Paradójicamente el Santo Padre calla cuando se trata de señalar a los chinos como los responsables de la pandemia y calla cuando se trata de los esclavos de la etnia uigur, reducidos a tales por Xi Jinping. Hay informes que señalan que algunos uigures hasta sufren la ablación de sus órganos para su tráfico.
 
No es difícil ver la relación entre los arriba tratado, los tres actores mencionados apoyan el plan del Estado Profundo: el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial en el que seremos esclavos de una élite dominante. Las cuarentenas fueron un instrumento de empobrecimiento y muchos ven las vacunas obligatorias como un instrumento de sumisión. El Santo Padre no ignora que algunas vacunas pueden generar objeciones de conciencia en ciertos católicos:
 
"Dado que están ya disponibles, para su distribución y administración en diversos países, las primeras vacunas contra la Covid-19, esta Congregación desea ofrecer algunas indicaciones que clarifiquen este tema. No se pretende juzgar la seguridad y eficacia de estas vacunas, aun siendo éticamente relevante y necesario, porque su evaluación es competencia de los investigadores biomédicos y las agencias para los medicamentos, sino únicamente reflexionar sobre el aspecto moral del uso de aquellas vacunas contra la Covid-19 que se han desarrollado con líneas celulares procedentes de tejidos obtenidos de dos fetos abortados no espontáneamente." El párrafo fue extraído de la "Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la Covid-19, 21.12.20", que luego continúa (Fuente: press.vatican.va).
 
El documento ni siquiera habla de la eficacia de las vacunas pero el Papa las hace prácticamente obligatorias. Los chinos y Anthony Fauci se asociaron para mejorar el virus; Biden y el Papa se asocian para hacer obligatorias las vacunas cuya seguridad y eficacia "no se pretende juzgar". En una época en la que como católicos necesitamos más que nunca la guía de un buen pastor, el Papa consiente el cierre de las iglesias; presencia ceremonias paganas en los jardines del Vaticano; bendice ídolos que después pone sobre la tumba de San Pedro y hace la vista gorda ante los abortistas, indicando que no se les niegue la Santa Comunión. Es evidente que la Iglesia fue infiltrada. Rezamos por usted, Santidad.
 
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Primera parte aquí: