LOS F-35 Y LA CUESTIÓN TURCA

15.05.2019 10:33
 
Turquía es uno de los 29 países miembros de la OTAN. También es uno de los países que colabora en la financiación del programa del F-35 y en la fabricación de uno 800 componentes del mismo, incluyendo partes del fuselaje. Algunos pocos de los componentes del F-35 Lightning II son producidos exclusivamente por los turcos quienes a su vez quieren comprar misiles antiaéreos rusos S-400. Los estadounidenses temen que por ese hecho, de un modo u otro, algunos de los secretos de los F-35 puedan terminar en manos rusas. Por esa razón algunos políticos y funcionarios estadounidenses quiere dejar a Turquía fuera del programa del Lightning II. Hay una razón más para presionar a los turcos, los estadounidenses desean venderles su propio sistema antiaéreo: los misiles Patriot.
 
La actitud estadounidense es comprensible pero podría complicar la ya casi calamitosa cadena logística de los F-35. Existe una grave falta de repuestos para estas aeronaves. Los clientes extranjeros son los más perjudicados. Solo la mitad de los F-35 en todo el mundo estaban listos para volar durante un período de ocho meses en 2018 y la espera de piezas de repuesto mantuvo a los reactores en tierra casi el 30 por ciento del tiempo. Es más, la oficina asegura que el Departamento de Defensa (DOD) no mantiene una base de datos con información sobre las partes de F-35 que poseen los EE. UU.. 
 
Por otra parte, el DOD compra ciertos juegos de partes de los F-35 para apoyar a las aeronaves en despliegues con años de anticipación pero las mismas no satisfacen completamente las necesidades de los servicios militares porque con el tiempo los aviones F-35 fueron sujetos a modificaciones. Por ejemplo, el 44 por ciento de las piezas compradas eran incompatibles con las aeronaves que la Infantería de Marina comprometió en un despliegue reciente. Uno de los responsables de este caos de suministro es el sistema informático logístico y de planificación ALIS.
 
Turcos y estadounidenses enfrentan decisiones difíciles, Turquía podría perder mucho dinero y los estadounidenses podrían ver aún más complicado el panorama logístico de su cazabombardero furtivo, aunque no faltan quienes niegan esa posibilidad. A nuestro entender la internacionalización de la producción del F-35 tuvo beneficios comerciales pero ahora aparecen sus desventajas. Las negociaciones son difíciles y las presiones muy grandes pero patear el tablero no parece ser la mejor opción para el gobierno de Donald Trump, al menos no por ahora. 
 

 

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