NUEVAS COMPLICACIONES PARA EL PROGRAMA F-35

05.03.2013 15:18

 

Un militar debe aprender a manejar su agresividad, que ya de por sí suele ser mayor a la que tiene un civil. Si además ocupa un puesto de carácter gerencial, entonces debería hacer un esfuerzo adicional por controlar sus expresiones. El Teniente General de la USAF Christopher Bogdan, el máximo responsable del programa F-35 por el Pentágono, parece nos ser conciente de ello. Durante su reciente visita a Australia, Bogdan acusó a la firma Lockheed Martin y al fabricante de motores Pratt & Whitney de tratar de "exprimir hasta el último centavo" del gobierno de los EEUU en lo que se refiere al programa F-35.

 

Sus palabras podrían tener algunas consecuencias desagradables. Aquellos países que están dudando sobre las cualidades, los costos y los plazos de entrega de los F-35 tienen ahora un argumento más para reducir o cancelar sus órdenes. No es que pensemos que las palabras de Christopher Bogdan desencadenen una deserción en masa del programa, pero ciertamente no ayudan a generar un clima de confianza, el cual de por sí se fue enrareciendo.

 

Australia mira con creciente interés a los Super Hornet y a los EA-18G Growler. El Canada's National Fighter Procurement Secretariat (NPFS o Secretariado de Adquisición del Caza Nacional de Canadá) acaba de dar a conocer la versión final de un cuestionario para pedir a la industria información técnica detallada sobre varios aviones de combate. Cinco compañías recibieron el cuestionario. En algún momento recibirán otro sobre costos. Las preguntas formuladas ayudarán al gobierno canadiense a decidir sobre el reemplazo de los CF-18 Hornet. Canadá confirma así el congelamiento de las compras de aparatos F-35.

 

Con los recortes del presupuesto de defensa norteamericano, hasta la cantidad de aparatos a ser adquiridos por ese país puede llegar a ser menor a las cifras que se manejaban hasta ahora. Cabe preguntarse si todo el problema del programa F-35 pasa por una cuestión de costos y retrasos o si los países (o al menos alguno de ellos) que están tomando distancia del F-35 tienen en cuenta otras cuestiones, como lo es por ejemplo la capacidad de combate del Joint Strike Fighter.

 

No hace falta que nos extendamos demasiado sobre la habilidad para el combate que tendrá el F-35. Hace poco se conoció la decisión del Pentágono de reducir las especificaciones de las prestaciones para el Joint Strike Fighter, lo cual tendrá un consecuente impacto operacional. Pero el F-35 seguiría teniendo a su favor la furtividad. ¿O no? Hay factores muy concretos que pueden afectar la furtividad del JSF. Bastará con tener que adicionar un par de tanques de combustible externos para que la firma radar se acreciente. Ni hablemos del efecto que tendría la carga externa de armamento. Para ser justos, en muchos casos podría no ser necesario tomar ninguna de las dos medidas mencionadas.

 

Aun así el hecho de que el avión sea furtivo del avión no significa que sea indetectable. La furtividad significa una menor distancia de detección, no invisibilidad total. Existen, por ejemplo, fotografías de aviones furtivos en vuelo, tomadas desde el suelo por una cámara fotográfica común. La baja firma radar no significa invisibilidad al ojo humano. También existen fotografías de aviones furtivos en vuelo tomadas por sistemas Infrared Search & Track (IRST o búsqueda y rastreo de infrarrojos).

 

La furtividad da una ventaja importante, desde ya, pero la tecnología de radares y otros sensores también progresa y para cuando los F-35 empiecen a entrar en servicio posiblemente la detección de aviones furtivos sea algo más sencilla de lo que es ahora. También surge la pregunta de si los aviones que serán exportados tendrán el mismo grado de furtividad que los aviones estadounidenses. Dada la baja capacidad del F-35 como avión de combate, cualquier reducción en sus características furtivas podría ser muy molesta para los países que adquieran el JSF. Que otros aviones no sean furtivos no significa que no se haya logrado la reducción de su firma radar con respecto con otras aeronaves menos modernas que los mismos.

 

Como vemos el panorama del programa F-35 es bastante complicado. Menores compras significarán mayores costos y éstos podrían significar compras aún menores. El círculo vicioso siempre es una espiral descendiente. Ciertamente con las sumas siderales invertidas (si cabe el término) en el programa los resultados deberían ser mejores. En cualquier circunstancia 400.000 millones de dólares son una cifra obscena para cualquier programa militar. En las circunstancias arriba descriptas la suma no es solo obscena, también es inentendible. ¿En qué fue invertida?