PUTIN NEGOCIA EL DESPLIEGUE DE ARMAS DE LARGO ALCANCE EN PAÍSES ALIADOS
19.06.2024 18:13
En Suiza tuvo lugar una suerte de cumbre internacional por la paz en Ucrania. Rusia no fue invitada y China no asistió. Tras el encuentro, los estadounidenses decidieron destinar otros 1.500 millones de dólares para Kiev, que se suman a los 60.000 millones recientemente aprobados para tal fin. El que supo ser el más prooccidental de los líderes rusos, Vladimir Putin, acaba de finalizar un viaje a Corea del Norte. Allí firmó un acuerdo para la cooperación para la defensa, garantizando que Rusia se haga de nuevos suministros para la guerra. A Moscú se le había prometido que la OTAN no avanzaría una pulgada más hacia el este. La Alianza Atlántica no cumplió y tenía planificado incorporar a Ucrania a esta organización defensiva. Ahora Putin busca el apoyo de sus antiguos aliados. Además posiblemente Norcorea se vea beneficiada por alguna transferencia de tecnología militar rusa. El arsenal de misiles Kinzhal, Kalibr y otros provocaría un fuerte desequilibrio entre las dos Coreas. El Kremlin también acaba de iniciar negociaciones con distintos aliados para desplegar armas de largo alcance en sus respectivos territorios. Entre tanto, la guerra continúa.
Anoche hubo un ataque de misiles contra una importante ciudad occidental de Ucrania, Lviv, y se estima que esos ataques podrían acercarse aún más a Polonia, ya que es ahí donde entran y se acumulan las armas occidentales. Ante cada ataque de misiles, los polacos reaccionan con nerviosismo y hacen despegar aviones de combate. Por tierra, el avance ruso continúa, en parte por la necesidad de establecer una zona de seguridad más ancha ante la autorización occidental de atacar el interior del territorio históricamente ruso con misiles de largo alcance provistos por varios países. El congelamiento del suelo facilita el desplazamiento del material pesado de la Federación Rusa. En el mar los submarinos del Kremlin también se encuentran muy activos. Recientemente los británicos descubrieron un gran submarino ruso sumergido cerca de sus costas. Por otra parte, se presume que existe la posibilidad de que en algún momento Moscú opte por decapitar a Kiev, es decir, lanzar un ataque masivo de drones y misiles contra todos los grandes centros de mando de la capital ucraniana. Sea como fuere, el invierno boreal está comenzando y, desprovistos de energía por los continuos ataques de Moscú, esta estación del año posiblemente sea muy dura para los ucranianos.
Península de Corea
Entretanto, en el Medio Oriente, Israel ataca el Líbano y los hutíes se volvieron aún más activos y agresivos en el Mar Rojo. Los israelíes no cuentan con el apoyo expreso de los estadounidenses (a Biden los ataques no le suman votos de los jóvenes demócratas), pero los norteamericanos siguen proveyendo de armas a Netanyahu, por lo que es difícil esperar que los hutíes cedan en su actitud. Lejos de allí, en Washington, los demócratas se enfrentan a un fuerte dilema ya que el (prematuro) deterioro físico y especialmente el mental de Joe Biden se han vuelto bastante evidentes y es poco probable que el hombre pueda gobernar por un periodo más. Los rumores que corren al respecto son los más diversos, preferimos no caer en la especulación. Lo cierto es que las elecciones de noviembre parecen estar, por muchas razones, a siglos de distancia.
En Suiza tuvo lugar una suerte de cumbre internacional por la paz en Ucrania. Rusia no fue invitada y China no asistió. Tras el encuentro, los estadounidenses decidieron destinar otros 1.500 millones de dólares para Kiev, que se suman a los 60.000 millones recientemente aprobados para tal fin. El que supo ser el más prooccidental de los líderes rusos, Vladimir Putin, acaba de finalizar un viaje a Corea del Norte. Allí firmó un acuerdo para la cooperación para la defensa, garantizando que Rusia se haga de nuevos suministros para la guerra. A Moscú se le había prometido que la OTAN no avanzaría una pulgada más hacia el este. La Alianza Atlántica no cumplio y tenía planificado incorporar a Ucrania a esta organización defensiva. Ahora Putin busca el apoyo de sus antiguos aliados. Además posiblemente Norcorea se vea beneficiada por alguna transferencia de tecnología milita rusa. El arsenal de misiles Kinzhal, Kalibr y otros provocaría un fuerte desequilibrio entre las dos Coreas. El Kremlin también acaba de iniciar negociaciones con distintos aliados para desplegar armas de largo alcance en sus respectivos territorios. Entre tanto, la guerra continúa.
Anoche hubo un ataque de misiles contra una importante ciudad occidental de Ucrania, Lviv, y se estima que esos ataques podrían acercarse aún más a Polonia, ya que es ahí donde entran y se acumulan las armas occidentales. Ante cada ataque de misiles, los polacos reaccionan con nerviosismo y hacen despegar aviones de combate. Por tierra, el avance ruso continúa, en parte por la necesidad de establecer una zona de seguridad más ancha ante la autorización occidental de atacar el interior del territorio históricamente ruso con misiles de largo alcance provistos por varios países. El congelamiento del suelo facilita el desplazamiento del material pesado de la Federación Rusa. En el mar los submarinos del Kremlin también se encuentran muy activos. Recientemente los británicos descubrieron un gran submarino ruso sumergido cerca de sus costas. Por otra parte, se presume que existe la posibilidad de que en algún momento Moscú opte por decapitar a Kiev, es decir, lanzar un ataque masivo de drones y misiles contra todos los grandes centros de mando de la capital ucraniana. Sea como fuere, el invierno boreal está comenzando y, desprovistos de energía por los continuos ataques de Moscú, esta estación del año posiblemente sea muy dura para los ucranianos.
Entretanto, en el Medio Oriente, Israel ataca el Líbano y los hutíes se volvieron aún más activos y agresivos en el Mar Rojo. Los israelíes no cuentan con el apoyo expreso de los estadounidenses (a Biden los ataques no le suman votos de los jóvenes demócratas), pero los norteamericanos siguen proveyendo de armas a Netanyahu, por lo que es difícil esperar que los hutíes cedan en su actitud. Lejos de allí, en Washington, los demócratas se enfrentan a un fuerte dilema ya que el (prematuro) deterioro físico y especialmente el mental de Joe Biden se han vuelto bastante evidentes y es poco probable que el hombre pueda gobernar por un periodo más. Los rumores que corren al respecto son los más diversos, preferimos no caer en la especulación. Lo cierto es que las elecciones de noviembre parecen estar, por muchas razones, a siglos de distancia.