SIN FUERZAS ARMADAS FUERTES NO HABRÁ MALVINAS

06.02.2013 09:13

 

Estos días el Canciller argentino Héctor Timerman se encuentra en Londres llevando a cabo una suerte de campaña de relaciones públicas a favor de la causa Malvinas. La visita a Londres debía incluir una reunión - originalmente pedida por Timerman - con el canciller inglés Hague. Finalmente el gobierno argentino rechazó abrir un canal de diálogo con Gran Bretaña sobre Malvinas, cuando el gobierno británico intentó sumar a los representantes de los isleños a un potencial encuentro en Londres.

 

El Canciller Timerman declinó de manera tajante esa posibilidad y le advirtió a su par inglés, William Hague, que se abstuviera de condicionar a Argentina.

 

Analicemos los hechos más de cerca. Desde los años 60 las negociaciones con Gran Bretaña por la soberanía de Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur, transcurrían en el seno de las Naciones Unidas. La palabra final era de la comunidad internacional, no de Gran Bretaña.

 

Ya durante el gobierno del Presidente Alfonsín, Argentina aceptó las negociaciones con los británicos por los mencionados territorios y sus aguas circundantes sin mencionar la soberanía. Ello no significaba que se les reconociera la misma a los británicos pero debilitaba la postura argentina.

 

Por el Acuerdo o Tratado de Madrid de 1990, Argentina acordó modificar la forma de las negociaciones, que a partir de ese momento, serían bilaterales. Toda negociación por la soberanía del archipiélago malvinense, sería solamente entre el Reino Unido de Gran Bretaña y Argentina, nadie más. En otras palabras, según la perspectiva de algunos, si Argentina solicita una reunión con Gran Bretaña para hablar de la soberanía, ésta no está obligada a concurrir a ella por estar “vigente” el mencionado acuerdo de 1990.

 

De hecho el acuerdo o tratado de Madrid no es legalmente válido, ya que no fue debidamente ratificado por el Congreso argentino. En realidad se trata de la “Declaración de Madrid”, un papel sin ningún valor. No obstante el Canciller Timerman está actuando casi como si la declaración fuera válida, al pedir una reunión con el canciller inglés. El ámbito de los reclamos argentinos debería darse en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, aunque lamentablemente esto también tiene sus riesgos. A nuestro entender los recursos diplomáticos están agotados y Argentina debe endurecer su postura.

 

El Canciller argentino acaba de declarar en Londres que las Malvinas estarían bajo control argentino en un plazo menor a 20 años. Sostuvo su afirmación diciendo que el mundo estaba pasando por un proceso por el que comprende cada vez mejor que (Malvinas) se trata de una cuestión colonial, un tema del colonialismo, y que las personas que viven allí fueron trasladadas a las islas. La respuesta de los kelpers no se hizo esperar: “Timerman puede irse a la cama y soñar con ser el dueño de las Falklands (por Malvinas), pero la realidad es diferente.”

 

Lamentamos tener que estar de acuerdo con la afirmación de los kelpers. En Malvinas hay petróleo y otros minerales, abundante pesca, otras riquezas naturales y atractivos turísticos. Las Malvinas son un enclave estratégico cerca del paso bioceánico más importante del planeta y son una de las puertas de entrada a la Antártida. ¿Realmente el Canciller cree que nos serán devueltas por presión de la comunidad internacional? Basta con mirar Libia, Irak y otros países con riquezas petroleras para ver cómo les ha ido y contra quién se ejerció la “presión”.

 

El actual gobierno hizo algunas cosas bien en materia de recuperación de los archipiélagos del Atlántico Sur. Logró una suerte de bloqueo parcial de Malvinas. Es hora de estudiar la conveniencia de la cancelación de los vuelos de LAN que unen Chile con el archipiélago, la oferta de vuelos Buenos Aires- Malvinas está hecha. Es hora de aplicar con rigor la Ley del Gaucho Rivero en todas las provincias en las que se encuentra vigente. Es hora de equipar mejor a nuestras Fuerzas Armadas. Es hora de que los argentinos tomemos conciencia de que el dinero destinado a la defensa es una inversión, no un gasto. Caso contrario los kelpers terminarán teniendo razón al afirmar que los argentinos estamos soñando.

 

Sin tener las mejores Fuerzas Armadas que el país pueda permitirse en las actuales circunstancias, tendremos que olvidarnos de Malvinas. Algo se hizo en ese sentido, pero es poco. Hay que hacer mucho más. No sólo por Malvinas. Argentina es un país extremadamente rico. Corre el serio riesgo real de que tarde o temprano alguien venga por más.