UN PLAN SATÁNICO

08.03.2022 08:36
 
Putin solía ser visto como el más proamericano de los líderes rusos. En el 2007 dio la primera señal de haber cambiado su postura. En febrero de ese año, en la Conferencia de Seguridad de Munich, se quejó de la expansión de la OTAN en los Países bálticos. También condenó lo que percibía como el apoyo de Occidente a grupos que habían derrocado a otros gobiernos en la antigua esfera de influencia de Moscú. "El proceso de expansión de la OTAN no tiene nada que ver con la modernización de la alianza. Tenemos derecho a preguntar, '¿Contra quién está dirigida esta expansión?'". Era la expansión de una alianza defensiva hacia el este. Diferentes personas influyentes en los Estados Unidos advirtieron sobre los peligros que implicaba ese avance. Nadie las escuchó. 
 
El 10 de noviembre del 2021, Antony Blinken y el Ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, firmaban la Carta de Asociación Estratégica entre Estados Unidos y Ucrania. "Estados Unidos apoya el derecho de Ucrania a decidir su propio curso de política exterior en el futuro, libre de injerencias externas, incluso con respecto a las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN." La administración demócrata de Biden hacía creer a los ucranianos que contaban con el apoyo norteamericano frente a la presión rusa. Fue la gota que hizo rebalsar el vaso de Putin.
 
El 28 de febrero - iniciada la guerra - otra demócrata, Hillary Clinton, dijo en MSNBC: "Recuerden, los rusos invadieron Afganistán en 1980. No terminó bien para los rusos... pero el hecho es que una insurgencia muy motivada, financiada y armada básicamente expulsó a los rusos de Afganistán. Creo que ese es un modelo que la gente ahora está buscando". Es claro, la mujer que autorizó la venta de uranio estadounidense a los rusos, ahora quiere que los ucranianos peleen una guerra proxy en defensa de la OTAN. Mientras Europa se llena nuevamente de refugiados, los precios de los combustibles se disparan y la inflación arrasa con Occidente, la ex Primera Dama, la que conspiró para enlodar a Donald Trump haciendo creer a los norteamericanos que tenía contactos clandestinos con los rusos, ahora quiere que los ucranianos mueran para proteger a los miembros de la Alianza Atlántica. 
 
San Miguel Arcángel (por Guido Reni)
 
Mientras el precio del petróleo se dispara, los demócratas radicales impulsan su agenda verde, por estas horas profusamente teñida de sangre ucraniana. Cuanto más elevado sea el precio del petróleo, más dispuesta estará la gente a comprar sus autos eléctricos. H. Clinton es uno de los nexos entre su partido y el Estado Profundo. Ellos ya decidieron como deberá ser el mundo. Está descrito en la agenda 2030 de la ONU y basado en todas las reuniones que la precedieron. La misma nada tiene que ver con el desarrollo sostenible. Su finalidad es establecer un Nuevo Orden Mundial, donde a usted se le inyectará algo más que vacunas experimentales. Ya no lo pondrán preso con la excusa del covid-19, será el esclavo de una élite, como son esclavos los ucranianos que mueren sin saber por qué. Creen luchar por su libertad. No tuvieron la oportunidad de escuchar a la esposa del hombre que transformó el Salón Oval de la Casa Blanca en un prostíbulo de lujo.
 
Uno de los mentores de Hillary Clinton fue Saul Alinsky, aquél que escribió en uno de los epígrafes de su libro "Reglas para radicales" lo siguiente: "No olvidemos al menos un reconocimiento por encima del hombro al primer radical: de todas nuestras leyendas, mitología e historia (y quién debe saber dónde termina la mitología y comienza la historia, o cuál es cuál), fue el primer radical conocido por el hombre que se rebeló contra el establishment y lo hizo con tanta eficacia que al menos ganó su propio reino: Lucifer." Los primeros días de este mes, los obispos ucranianos pidieron al Papa que consagre Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María. Nos unimos humildemente a su petición. 
 
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