ABURRIMIENTO ASESINO

08.11.2022 19:25
 
En la noche del 5 al 6 de noviembre unos 100 misiles rusos fueron disparados hacia Ucrania destruyendo más infraestructura relacionada al suministro y distribución de energía. Sí, se trata de esos misiles que según algunos medios occidentales estaban a punto de agotarse a fines de marzo. Los bombardeos con los mismos se vieron reforzados por ataques con drones. Mientras tanto se habla insistentemente de una fuerza americano-europea de unos 60.000 a 70.000 efectivos, que sería desplegada al oeste del Río Dnieper, en Ucrania. Eso incrementaría muchísimo la probabilidad de un conflicto bélico directo de fuerzas estadounidenses y europeas con Rusia. Putin no teme a esa posibilidad, sabe que eso agravaría la terrible pesadilla logística de sus adversarios. Como se estima que el suelo ucraniano se congelará en dos, tres o cuatro semanas, la posibilidad de que los EEUU y Europa cometan tamaña estupidez es real. Los ucranianos ya no pueden hacer mucho por sí mismos, sus bajas fueron terribles, en especial en las fallidas contraofensivas de Kherson y en la defensa de los últimos suburbios de Bakhmut que quedan (o quedaban) en sus manos. La última línea defensiva fuerte de las fuerzas de Kiev está prácticamente perforada. Lo lógico sería retirarse bastante hacia el oeste. Claro, algunos negocios turbios tienen su propia lógica.
 
Entre el 7 y el 8 de noviembre una gran cantidad de sistemas de artillería de lanzamientos múltiples abrió fuego sobre las zonas de Donetsk que todavía permanecen en manos de los ucranianos. Horas después también se registró una actividad masiva de la aviación rusa que además castigó Zaporizhzhia, más al sur. En parte - y sólo en parte - eso fue una respuesta a un ataque con sistemas HIMARS contra las zonas de Donetsk en manos rusas. Ahora que se decidió para un ataque total, Putin no se detendrá fácilmente. Cuando el suelo se congele, las tropas embestirán con toda la furia. Con una postura agresiva de la OTAN, el autócrata se verá forzado a avanzar hasta destruir una buena parte de la capacidad de combate de la Alianza Atlántica. Dado que los estadounidenses comienzan a involucrarse directamente, no hay garantías sobre un avance ruso limitado. No será difícil avanzar sobre una Europa congelada y sin combustible. 
 
Estos días estuvo en Kiev el Consejero de Seguridad Nacional de la administración Biden, Jake Sullivan, posiblemente el principal artífice de la catastrófica salida de Afganistán. No faltan quienes especulan que fue a presionar a Zelensky para que prosiguiera las inútiles contraofensivas de Kherson, donde ucranianos débilmente armados y peor entrenados intentan avanzar bajo el intenso fuego de la artillería rusa. Probablemente lo hacen para desviar la atención de los crecientes escándalos de la administración Biden, incluidos nuevos hechos "poco claros" que involucran al marido de la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. ¿Recuerda? La última vez que sucedió algo similar, Pelosi visitó Taiwán y agravó la hostilidad china contra Taipei. Sea como fuere, comienzan los primeros roces entre Washington y Kiev. La ayuda a Ucrania ya asciende a más de 18.000 millones de dólares. ¿A qué fue destinada? No faltan versiones creíbles de que parte de esas armas terminó en manos del ISIS, parte de cuyos miembros estarían combatiendo como mercenarios para Ucrania, junto a miembros de Al Qaeda. Entre tanto China amenaza decididamente a Taiwán; Corea del Norte a Corea del Sur y a Japón e Irán a la mitad de Medio Oriente. Los estadounidenses votaron a Biden porque se aburrieron de Donald Trump...
 
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